La primera aparición de la Virgen María, a Maria do Carmo, tuvo lugar el día 2 de mayo de 1994. A Edson Glauber, su hijo, el día 31 de mayo de 1994, mientras él y su madre, rezaban el rosario en casa. Desde entonces la Virgen, San José y Jesús continúan transmitiendo mensajes y oraciones para difundir la devoción en todo el mundo a sus tres Sagrados Corazones.

Los mensajes originales están expuestos en portugués en:

As aparições da Virgem Maria no Amazonas

sábado, 20 de octubre de 2018

20 de octubre de 2018


Manaus, Amazonas
Mensaje de María

La Santísima Madre vino una vez más del cielo para transmitirnos su llamado celestial. Ella lucha por nuestra felicidad y salvación eterna, mas no es oída ni obedecida y su Inmaculado Corazón sufre por causa de nuestra rebeldía. Tiempos crueles están en la puerta, grandes dolores y sufrimientos asolarán a la humanidad entera de un modo nunca visto sobre la faz de la tierra. Esta es la hora de nuestra decisión, porque sea en la Iglesia y en el mundo, la purificación se ha iniciado y todo lo que está podrido no permanecerá escondido y de pie por mucho tiempo, porque el Ángel de la Justicia Divina, por orden de Dios está pasando, para dejar claras todas las cosas erradas, así como todas las mentiras.

¡La paz amados hijos míos, la paz!
Hijos míos, yo vuestra Madre, la Reina del Rosario y de la Paz, vengo del cielo para pediros que os decidáis a vivir para el Reino de los Cielos, desligándoos cada vez más del reino de los hombres, del mundo y sus engaños.
No caigáis en las trampas del enemigo infernal. Él desea la destrucción eterna de vuestras almas y cada día os ataca con muchas tentaciones y pecados, para haceros perder la gracia y la santidad de vuestros corazones, cuerpos y almas.
Rezad mucho, hijos míos, para ser de Dios. No os debilitéis en la fe ni en el coraje. Sed fuertes y confiad en el auxilio Divino de mi Señor que tanto os ama y os quiere bien. Hijos míos, yo deseo llevaros a una alta santidad, mas muchos de vosotros todavía no me escucháis ni me obedecéis como el Señor desea.
Aprended a ser obedientes para poder merecer la benevolencia y la bendición del Señor.
Rezad, rezad mucho y con el corazón, porque la oración puede mudar todo y todas las cosas. Grandes sufrimientos se aproximan. Interceded cada vez más, para que todo mal sea desterrado para lejos de la humanidad entera.
Yo soy vuestra Madre Inmaculada y me dedico incansablemente por la salvación eterna de cada uno de vosotros. Volved a vuestras casas con la paz de Dios. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!