La primera aparición de la Virgen María, a Maria do Carmo, tuvo lugar el día 2 de mayo de 1994. A Edson Glauber, su hijo, el día 31 de mayo de 1994, mientras él y su madre, rezaban el rosario en casa. Desde entonces la Virgen, San José y Jesús continúan transmitiendo mensajes y oraciones para difundir la devoción en todo el mundo a sus tres Sagrados Corazones.

Los mensajes originales están expuestos en portugués en:

As aparições da Virgem Maria no Amazonas

sábado, 19 de diciembre de 2020

Mensaje de la Reina del Rosario y de la Paz del 18 de diciembre

 


18 de diciembre de 2020
– Manaos, Amazonas, Brasil.

Mensaje de la Reina del Rosario y de la Paz

 

¡La paz a tu corazón!

Hijo mío, la gran persecución llegará y muchos sufrirán. He llamado a mis hijos a la oración y a la conversión hace mucho tiempo, mas muchos de ellos que no me escucharon y no se quieren convertir, ahora deberán soportar grande dolores y sufrimientos, para tener la oportunidad de mostrar al Señor que quieren cambiar y ser buenos. El pecado cuando no sale por el arrepentimiento y por el sacramento, sale por el dolor, por la sangre y por la persecución.

Reza, hijo mío, reza mucho, porque muchas familias serán diezmadas por los hombres malvados y muchas vidas humanas están en juego, en esta batalla entre el bien y el mal. Satanás desea la muerte, no solamente la muerte espiritual de muchas almas, mas la muerte física, para saciar su odio contra la humanidad, creada a imagen y semejanza de Dios.

Yo, la Madre de Dios y la Madre de toda la humanidad, vengo a decir a mis hijos que os refugiéis dentro de mi Inmaculado Corazón, haciendo todos los días su entrega a él, con su consagración diaria a mí y os prometo mi protección maternal y mi auxilio en los momentos más difíciles.

Consuela mi Doloroso e Inmaculado Corazón, herido y ultrajado, para que sea reparada la justicia divina, que desea punir de forma de forma terrible a la humanidad ingrata de un modo nunca visto.

Reza y repara, hijo mío, y así atraerás la mirada benevolente del Señor sobre ti y tu familia.

Yo estoy siempre a tu lado con todo mi amor de Madre y te bendigo, así como a todos mis hijos de buena voluntad: en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!

 

La Santa Madre estaba con la voz triste y llorosa. Al escuchar sus palabras sentí un gran dolor en mi corazón, por su preocupación por la humanidad sorda e ingrata que no quiere escucharla ni convertirse.