18 de diciembre de 2020 – Manaos, Amazonas, Brasil.
Mensaje de la Reina del Rosario y de la Paz
¡La paz a tu corazón!
Hijo mío, la gran persecución llegará y muchos sufrirán. He llamado a mis
hijos a la oración y a la conversión hace mucho tiempo, mas muchos de ellos que
no me escucharon y no se quieren convertir, ahora deberán soportar grande
dolores y sufrimientos, para tener la oportunidad de mostrar al Señor que
quieren cambiar y ser buenos. El pecado cuando no sale por el arrepentimiento y
por el sacramento, sale por el dolor, por la sangre y por la persecución.
Reza, hijo mío, reza mucho, porque muchas familias serán diezmadas por los
hombres malvados y muchas vidas humanas están en juego, en esta batalla entre
el bien y el mal. Satanás desea la muerte, no solamente la muerte espiritual de
muchas almas, mas la muerte física, para saciar su odio contra la humanidad,
creada a imagen y semejanza de Dios.
Yo, la Madre de Dios y la Madre de toda la humanidad, vengo a decir a mis
hijos que os refugiéis dentro de mi Inmaculado Corazón, haciendo todos los días
su entrega a él, con su consagración diaria a mí y os prometo mi protección
maternal y mi auxilio en los momentos más difíciles.
Consuela mi Doloroso e Inmaculado Corazón, herido y ultrajado, para que sea
reparada la justicia divina, que desea punir de forma de forma terrible a la
humanidad ingrata de un modo nunca visto.
Reza y repara, hijo mío, y así atraerás la mirada benevolente del Señor
sobre ti y tu familia.
Yo estoy siempre a tu lado con todo mi amor de Madre y te bendigo, así como
a todos mis hijos de buena voluntad: en nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo. ¡Amén!
La Santa Madre estaba con la voz triste y llorosa. Al escuchar sus palabras
sentí un gran dolor en mi corazón, por su preocupación por la humanidad sorda e
ingrata que no quiere escucharla ni convertirse.