3 de abril de 2020 – Manaos, Amazonas, Brasil
Mensaje de Jesús
¡La paz a tu corazón!
Hijo mío, si la humanidad rasga su corazón delante de Mí
y se convirtiese, tendré piedad de ella y me dejaré conmover por sus dolores y
aflicciones. Yo deseo el arrepentimiento y la salvación de los pecadores. Que ellos
pidan perdón de sus pecados, corrigiéndose de su mal camino, y yo, una vez más,
me dejaré conmover y los bendeciré. Así como yo abro mi Sagrado Corazón para
los pecadores arrepentidos, como un asilo seguro de bendiciones y de gracias,
que ellos, humildemente y contritos de sus errores, me abran sus corazones,
aceptando mi amor en sus vidas, porque yo, el Dios del cielo y de la tierra no
soy amado ni respetado, fui tratado como la peor de las personas del mundo,
pisoteado y blasfemado, considerado objeto de escarnio y ridiculizado delante de
muchos. Mi amor salva, mi amor os santifica, mi amor cura las heridas y las
enfermedades de vuestros cuerpos y de vuestras almas. Creed en mi amor y la
salvación reinará en vuestras vidas y entrará en vuestras familias.
El Señor nos dio esta lectura:
“«Mas ahora todavía - oráculo de Yahveh - volved a mí de
todo corazón, con ayuno, con llantos, con lamentos.» Desgarrad vuestro corazón
y no vuestros vestidos, volved a Yahveh vuestro Dios, porque él es clemente y
compasivo, tardo a la cólera, rico en amor, y se ablanda ante la desgracia. ¡Quién
sabe si volverá y se ablandará, y dejará tras sí una bendición, oblación y
libación a Yahveh vuestro Dios! ¡Tocad el cuerno en Sión, promulgad un ayuno,
llamad a concejo, congregad al pueblo, convocad la asamblea, reunid a los
ancianos, congregad a los pequeños y a los niños de pecho! Deje el recién
casado su alcoba y la recién casada su tálamo. Entre el vestíbulo y el altar
lloren los sacerdotes, ministros de Yahveh, y digan: «¡Perdona, Yahveh, a tu
pueblo, y no entregues tu heredad al oprobio a la irrisión de las naciones!
¿Por qué se ha de decir entre los pueblos: ¿Dónde está su Dios?»” (Joel 2, 12-17)