25 de abril de 2020 – Manaos, Amazonas, Brasil
Mensaje de la Reina del Rosario y de la Paz
¡La paz amados hijos míos, la paz!
Hijos míos, yo vuestra Madre, vengo del cielo para
concederos mi bendición maternal y mi amor inmaculado para que vuestras vidas
sean transformadas por el deseo de ser de Dios y de vivir en su Divina Voluntad,
para la gloria de su Santo Nombre y de su reino de amor.
Dios desea santificar vuestras familias. Que este tiempo
sea dedicado a la oración, al amor y al perdón dentro de vuestros hogares, para
que descubráis, el amor y la presencia de Dios, en profundidad, en vuestras
vidas.
No os alejéis de la oración y no permitáis que los rumores
del mundo hablen más alto en vuestros corazones que ella, que el silencio y la
meditación.
Leed las palabras de mi Hijo, meditadlas, para que ellas
produzcan frutos de conversión en vuestras vidas, para que ellas os liberen de
todo apego exagerado con el mundo de una vez por todas y os hagan ser hombres y
mujeres espirituales mas que carnales. Sed hombres y mujeres de fe. Sed hijos e
hijas fieles al Señor, en cualquier prueba, en vuestras vidas. Agradeced
siempre al Señor todas las pruebas que Él os envía, como reparación por vuestros
pecados y por los pecados del mundo.
Todo lo que vosotros aceptéis y soportéis en vuestras
vidas, por amor de mi Hijo, será transformado por medio de Él, en gracias y bendiciones
para la conversión y salvación de los pecadores.
El mundo peca y no quiere saber de Dio. Muchos, dentro de
sus casas, todavía dicen que no tienen tiempo para Dios ni para la oración.
Acordaos, hijo míos, corazones endurecidos y cerrados al amor de Dios no
entrarán en el reino de los cielos.
Convertíos y comprended este tiempo de gracia, donde Dios
os habla por medio de los acontecimientos actuales, para mostraros que es hora
de decidirse por el reino de los cielo y por la santidad, antes de que el
tiempo de la conversión acabe de una vez por todas para muchos. Volved, volved,
volved a Dios.
Yo os bendigo: en nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo. ¡Amén!