26 de enero
de 2019 – Manaus, Amazonas, Brasil
Mensaje de Jesús
Jesús
apareció sosteniendo en su mano izquierda un globo (terráqueo), que
representaba el mundo, y con su mano derecha nos mostraba la llaga de su Divino
Corazón. Él era todo luz, resplandecía y esa luz me transmitía fuerza, paz y
consuelo. Del Corazón de Jesús salían rayos, como los de la misericordia divina
que se dirigían hacia el mundo, para la conversión de los pecadores y la
apertura de los corazones endurecidos. Jesús transmitió el siguiente mensaje:
¡Mi paz esté contigo y con todos tus hermanos, hijo mío!
Yo voy a purificar mi Iglesia y la humanidad más todavía,
porque muchos no me oyen, están sordos a mi voz y a los llamados que mi Madre
Santísima hace en muchos lugares.
No cerréis vuestros corazones a la voz de mi Madre, mas
escuchadla, porque yo la envié a la tierra, en medio de mis hijos, para
realizar las maravillas de su amor maternal, para la salvación y bien de todos los
hijos suyos que desean escuchar y acoger los mensajes que Ella te transmite a
ti y a muchos otros, con mucho amor y preocupación.
Hijo mío, cuántos corazones endurecidos y cerrados a la
gracia divina, porque están arruinados en el pecado.
Muchos no me aman y no me adoran más, no reconocen mi
Majestad y Divinidad, porque ya no creen más en nada. Muchos corazones son refugio de muchos pecados y demonios, que
consiguieron seducir y engañar a muchas almas.
Lucha por el cielo y di a tus hermanos y hermanas que Dios
tiene prisa, que cada uno se apresure en su conversión, porque voy muy pronto a
castigar a la humanidad por sus crímenes. Aquellos que viven en el pecado y no
quieren arrepentirse del mal practicado, sufrirán mucho.
Reza hijo mío, reza por la conversión de los pecadores y
consuela a mi Divino Corazón, Corazón ultrajado y no amado, mas que permitió
ser herido y traspasado por amor y por la salvación de cada uno de vosotros.
Permití que fuese abierta una llaga de mi Divino Corazón, con el fin de que
todos vosotros pudierais entrar en Él, por medio de ella, para estar protegidos
contra la Divina Justicia que desea castigar a los pecadores rebeldes y sus
crímenes y desobediencias.
Sed fieles a mí, el Señor, y no veréis jamás la muerte
eterna, mas mi Luz Divina que os conducirá, en este mundo, hasta la gloria de
mi reino. Aquel que cree en mí jamás morirá eternamente. Yo soy la Vida
Verdadera y la Verdad Eterna, Yo os amo y estoy aquí para concederte a ti a y
la humanidad mi paz. Recibe mi bendición, bendición que cura y libera todo mal:
en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!