La primera aparición de la Virgen María, a Maria do Carmo, tuvo lugar el día 2 de mayo de 1994. A Edson Glauber, su hijo, el día 31 de mayo de 1994, mientras él y su madre, rezaban el rosario en casa. Desde entonces la Virgen, San José y Jesús continúan transmitiendo mensajes y oraciones para difundir la devoción en todo el mundo a sus tres Sagrados Corazones.

Los mensajes originales están expuestos en portugués en:

As aparições da Virgem Maria no Amazonas

domingo, 30 de septiembre de 2018

22 de septiembre de 2018


  Manaus, Amazonas

Mensaje de María

¡La paz amados hijos míos, la paz!
Hijos míos, yo vuestra Madre, vengo del cielo para pediros oración, conversión y reparación. Dios me envía a muchos lugares de mundo para reunir a todos mis hijos en su amor, como una verdadera familia. Muchos de estos hijos míos no aceptan mi llamado, rechazándolo. Mi Inmaculado Corazón sufre por éstos hijos míos que endurecen sus corazones a mi voz, cerrándolos a mi amor de Madre. Por muchos de estos hijos míos no soy amada ni respetada y me preocupo con mi Corazón lleno de dolor por la felicidad y salvación eterna de cada uno de ellos.
Rezad por los incrédulos, rezad por los que tienen sus corazones duros como piedra, hijos míos, para que se conviertan y abran sus corazones al Señor.
Grandes sufrimientos están alcanzando a varias Naciones que decidieron vivir sin Dios, no obedeciendo sus Mandamientos. No permanezcáis sordos a su llamado Santo, que Él os hace por medio de mí. Dios os ama y desea ardientemente la felicidad de cada uno de vosotros.
Nada de este mundo es comparable a la gloria que Dios concederá a aquellos que le sean fieles y obedientes a su voz. Luchad por el reino de los cielos, soportando todas las pruebas, los dolores y los sufrimientos de este mundo por amor a Dios y por la salvación de las almas.
Dios está feliz con vuestra perseverancia en permanecer en su camino santo, a pesar de todos los sufrimientos y dolores que vosotros soportáis por su amor. Todo está siendo usado para la realización de sus planes divino y para el engrandecimiento de su obra de amor en las almas, para la victoria del bien sobre el mal. Yo nunca os abandono y nunca os abandonaré. Recibid mi bendición y mi amor de Madre de Madre: en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!