Manaus,
Amazonas
Mensaje de Jesús
Revelado por orden del Señor,
en el día de hoy (30 de Agosto).
Jesús me dio este mensaje el
día 11 de marzo de 2018. Él me dijo que no era para revelarlo inmediatamente,
porque Él me diría el día para que tal mensaje fuera conocido al mundo. Él me
orientó lo que hacer, pidió que yo enviara este mensaje a algunas personas
indicadas por Él, para que lo guardasen consigo, para ser testigos, y que
esperasen el día indicado por Él, cuando me permitiría publicarlo. Este día es
hoy.
Por la mañana bien temprano,
fui a la Iglesia, para la Santa Misa, y en las palabras de la Primera Lectura
de hoy, el Señor hablo para mí, dándome coraje.
Doy gracias a Dios sin cesar por vosotros, a causa de la
gracia de Dios que os ha sido otorgada en Cristo Jesús, pues en él habéis sido
enriquecidos en todo, en toda palabra y en todo conocimiento, en la medida en
que se ha consolidado entre vosotros el testimonio de Cristo. Así, ya no os
falta ningún don de gracia a los que esperáis la Revelación de nuestro Señor
Jesucristo. Él os fortalecerá hasta el fin para que seáis irreprensibles en el
Día de nuestro Señor Jesucristo. Pues Dios es fiel, por quien habéis sido
llamados a la comunión con su hijo Jesucristo, Señor nuestro. (I Corintios 1,
4-9)
Las palabras: ¡DIOS ES FIEL!... entraron como palabras
fuertes en mi corazón, pues el Señor estaba ahí hablando para mí fuertemente.
Fue cuando Él me dijo: ¡Da a conocer el mensaje que te transmití el día 11 de
marzo de este año, divúlgalo el día de hoy!
¡La paz a tu corazón!
Hijo amado, las obras que yo realizo tienen siempre mi
Santa Señal. La Cruz es mi marca de que lo que realizas viene directamente de
mí, tu Señor.
No tengas miedo. Yo estoy contigo. Con Abrahán yo hice
una alianza, haciéndolo padre de numerosas naciones. A Moisés, yo llamé y
envié, para que hablase a mi pueblo y con el bastón en las manos hiciese mis
señales.
Pues he aquí lo que te digo ahora, el Señor: haré contigo
una alianza por medio de nuestros tres Sagrados Corazones unidos, alianza santa
de amor y de fe. Si a Abrahán yo hice padre de numerosas naciones, entonces,
por medio de estos escritos tuyos y por medio de la alianza que ahora Yo hago
contigo, serás padre espiritual de numerosas almas que han de leer, meditar,
vivir, ofrecer todo unidas a esta obra, a nuestros Santísimos Corazones.
Tú no comprendes el cuánto es grande y cuánto satanás la
odia. Por medio de esta obra, que Yo entregué en tus manos, así como Moisés con
el bastón en las manos, has de hacer mis señales para la salvación de muchas
almas, de muchas familias, de muchos y muchos pecadores.
Reza, confía, no dudes jamás de mis palabras ni de mis
promesas. Yo te escogí, Yo te llamé y te preparé para estos tiempos difíciles
de grandes confusiones y tinieblas espirituales, donde muchos ya no tienen fe y
no creen más.
Sé un hombre de gran fe, de gran amor y fidelidad para
conmigo, tu Señor y tu Dios. Habla, habla a todos de mi gran amor y de mi gran
misericordia.
Yo deseo salvar almas para mi reino de amor. Tú, mi hijo,
ayuda a estas almas a encontrar el camino seguro llevando mis palabras y mi luz
a todas ellas.
Antes que Abrahán existiese Yo Soy, antes que Moisés
existiese Yo Soy. Antes que tú y esta generación existiesen Yo Soy.
Yo Soy te envía, Yo Soy habla por medio de ti. Yo Soy te
escogió de entre tantos para realizar las señales y las maravillas de su amor
en medio de los hombres.
Yo Seré contigo, ahora y siempre. ¡Ten mi paz!
¡Yo te bendigo!
Cuando Jesús dijo que me
escogió, me llamó y me preparó, me acordé de mis sueños antes de que comenzaran
las apariciones. Recordé las palabras que Nuestra Señora me dijo al inicio de
las apariciones: ¡Dios pedirá de ti una
gran fe!
En el día 19
de marzo – Fiesta de San José, por la mañana.
Al leer la segunda lectura de
hoy, 19 de marzo, recordé el mensaje que Jesús me había transmitido el día 11
de marzo. Las palabras que yo leía iban entrando en mi corazón abriendo mi
entendimiento, para aquello que Él me había revelado y di las gracias al Señor
por eso.
Rom 4, 13-16 18-22
En efecto, no por la ley, sino por la justicia de la fe
fue hecha a Abraham y su posteridad la promesa de ser heredero del mundo. Porque
si son herederos los de la ley, la fe carece de objeto, y la promesa queda
abolida; porque la ley produce la cólera; por el contrario, donde no hay ley,
no hay transgresión. Por eso depende de la fe, para ser favor gratuito, a fin
de que la Promesa quede asegurada para toda la posteridad, no tan sólo para los
de la ley, sino también para los de la fe de Abraham, padre de todos nosotros.
El cual, esperando contra toda esperanza, creyó y fue
hecho padre de muchas naciones según le había sido dicho: Así será tu
posteridad. No vaciló en su fe al considerar su cuerpo ya sin vigor - tenía
unos cien años - y el seno de Sara, igualmente estéril. Por el contrario, ante
la promesa divina, no cedió a la duda con incredulidad; más bien, fortalecido en
su fe, dio gloria a Dios, con el pleno convencimiento de que poderoso es Dios
para cumplir lo prometido. Por eso le fue reputado como justicia.
El Señor me dijo que una revelación,
una obra y un determinado mensaje dirigido al mundo, venida de un don
extraordinario y único, Él comienza y termina aquel mensaje con aquella persona
a quién Él llamó y escogió. El mundo y las personas pueden querer mudar
aquello que Dios hace y todas las cosas queriendo dar sus explicaciones, por
sus actos hechos, más la respuesta final siempre será de Dios.
Cuando una obra, bien como un
mensaje que Él quería comunicar a las almas, es perseguida y combatida en un
determinado lugar, Él la confirma en otro lugar, y si Él la confirma, es señal
de que aquella obra anterior es real y verdadera.