La primera aparición de la Virgen María, a Maria do Carmo, tuvo lugar el día 2 de mayo de 1994. A Edson Glauber, su hijo, el día 31 de mayo de 1994, mientras él y su madre, rezaban el rosario en casa. Desde entonces la Virgen, San José y Jesús continúan transmitiendo mensajes y oraciones para difundir la devoción en todo el mundo a sus tres Sagrados Corazones.

Los mensajes originales están expuestos en portugués en:

As aparições da Virgem Maria no Amazonas

domingo, 2 de septiembre de 2018

30 de Agosto de 2018


  Manaus, Amazonas

Mensaje de Jesús

Revelado por orden del Señor, en el día de hoy (30 de Agosto).

Jesús me dio este mensaje el día 11 de marzo de 2018. Él me dijo que no era para revelarlo inmediatamente, porque Él me diría el día para que tal mensaje fuera conocido al mundo. Él me orientó lo que hacer, pidió que yo enviara este mensaje a algunas personas indicadas por Él, para que lo guardasen consigo, para ser testigos, y que esperasen el día indicado por Él, cuando me permitiría publicarlo. Este día es hoy.
Por la mañana bien temprano, fui a la Iglesia, para la Santa Misa, y en las palabras de la Primera Lectura de hoy, el Señor hablo para mí, dándome coraje.

Doy gracias a Dios sin cesar por vosotros, a causa de la gracia de Dios que os ha sido otorgada en Cristo Jesús, pues en él habéis sido enriquecidos en todo, en toda palabra y en todo conocimiento, en la medida en que se ha consolidado entre vosotros el testimonio de Cristo. Así, ya no os falta ningún don de gracia a los que esperáis la Revelación de nuestro Señor Jesucristo. Él os fortalecerá hasta el fin para que seáis irreprensibles en el Día de nuestro Señor Jesucristo. Pues Dios es fiel, por quien habéis sido llamados a la comunión con su hijo Jesucristo, Señor nuestro. (I Corintios 1, 4-9)

Las palabras: ¡DIOS ES FIEL!... entraron como palabras fuertes en mi corazón, pues el Señor estaba ahí hablando para mí fuertemente. Fue cuando Él me dijo: ¡Da a conocer el mensaje que te transmití el día 11 de marzo de este año, divúlgalo el día de hoy!

¡La paz a tu corazón!
Hijo amado, las obras que yo realizo tienen siempre mi Santa Señal. La Cruz es mi marca de que lo que realizas viene directamente de mí, tu Señor.
No tengas miedo. Yo estoy contigo. Con Abrahán yo hice una alianza, haciéndolo padre de numerosas naciones. A Moisés, yo llamé y envié, para que hablase a mi pueblo y con el bastón en las manos hiciese mis señales.
Pues he aquí lo que te digo ahora, el Señor: haré contigo una alianza por medio de nuestros tres Sagrados Corazones unidos, alianza santa de amor y de fe. Si a Abrahán yo hice padre de numerosas naciones, entonces, por medio de estos escritos tuyos y por medio de la alianza que ahora Yo hago contigo, serás padre espiritual de numerosas almas que han de leer, meditar, vivir, ofrecer todo unidas a esta obra, a nuestros Santísimos Corazones.
Tú no comprendes el cuánto es grande y cuánto satanás la odia. Por medio de esta obra, que Yo entregué en tus manos, así como Moisés con el bastón en las manos, has de hacer mis señales para la salvación de muchas almas, de muchas familias, de muchos y muchos pecadores.
Reza, confía, no dudes jamás de mis palabras ni de mis promesas. Yo te escogí, Yo te llamé y te preparé para estos tiempos difíciles de grandes confusiones y tinieblas espirituales, donde muchos ya no tienen fe y no creen más.
Sé un hombre de gran fe, de gran amor y fidelidad para conmigo, tu Señor y tu Dios. Habla, habla a todos de mi gran amor y de mi gran misericordia.
Yo deseo salvar almas para mi reino de amor. Tú, mi hijo, ayuda a estas almas a encontrar el camino seguro llevando mis palabras y mi luz a todas ellas.
Antes que Abrahán existiese Yo Soy, antes que Moisés existiese Yo Soy. Antes que tú y esta generación existiesen Yo Soy.
Yo Soy te envía, Yo Soy habla por medio de ti. Yo Soy te escogió de entre tantos para realizar las señales y las maravillas de su amor en medio de los hombres.
Yo Seré contigo, ahora y siempre. ¡Ten mi paz!
¡Yo te bendigo!

Cuando Jesús dijo que me escogió, me llamó y me preparó, me acordé de mis sueños antes de que comenzaran las apariciones. Recordé las palabras que Nuestra Señora me dijo al inicio de las apariciones: ¡Dios pedirá de ti una gran fe!

En el día 19 de marzo – Fiesta de San José, por la mañana.

Al leer la segunda lectura de hoy, 19 de marzo, recordé el mensaje que Jesús me había transmitido el día 11 de marzo. Las palabras que yo leía iban entrando en mi corazón abriendo mi entendimiento, para aquello que Él me había revelado y di las gracias al Señor por eso.


Rom 4, 13-16 18-22

En efecto, no por la ley, sino por la justicia de la fe fue hecha a Abraham y su posteridad la promesa de ser heredero del mundo. Porque si son herederos los de la ley, la fe carece de objeto, y la promesa queda abolida; porque la ley produce la cólera; por el contrario, donde no hay ley, no hay transgresión. Por eso depende de la fe, para ser favor gratuito, a fin de que la Promesa quede asegurada para toda la posteridad, no tan sólo para los de la ley, sino también para los de la fe de Abraham, padre de todos nosotros.
El cual, esperando contra toda esperanza, creyó y fue hecho padre de muchas naciones según le había sido dicho: Así será tu posteridad. No vaciló en su fe al considerar su cuerpo ya sin vigor - tenía unos cien años - y el seno de Sara, igualmente estéril. Por el contrario, ante la promesa divina, no cedió a la duda con incredulidad; más bien, fortalecido en su fe, dio gloria a Dios, con el pleno convencimiento de que poderoso es Dios para cumplir lo prometido. Por eso le fue reputado como justicia.

El Señor me dijo que una revelación, una obra y un determinado mensaje dirigido al mundo, venida de un don extraordinario y único, Él comienza y termina aquel mensaje con aquella persona a quién Él llamó y escogió. El mundo y las personas pueden querer mudar aquello que Dios hace y todas las cosas queriendo dar sus explicaciones, por sus actos hechos, más la respuesta final siempre será de Dios.
Cuando una obra, bien como un mensaje que Él quería comunicar a las almas, es perseguida y combatida en un determinado lugar, Él la confirma en otro lugar, y si Él la confirma, es señal de que aquella obra anterior es real y verdadera.