La primera aparición de la Virgen María, a Maria do Carmo, tuvo lugar el día 2 de mayo de 1994. A Edson Glauber, su hijo, el día 31 de mayo de 1994, mientras él y su madre, rezaban el rosario en casa. Desde entonces la Virgen, San José y Jesús continúan transmitiendo mensajes y oraciones para difundir la devoción en todo el mundo a sus tres Sagrados Corazones.

Los mensajes originales están expuestos en portugués en:

As aparições da Virgem Maria no Amazonas

jueves, 14 de noviembre de 2019

Mensaje de María, 8 de noviembre


8 de noviembre de 2019 – Itapiranga, Amazonas, Brasil.
Mensaje de María, Reina del Rosario y de la Paz

¡La paz amados hijos míos, la paz!
Hijos míos, yo vuestra Madre, vengo del cielo para pediros: cambiad de vida, arrepentíos de vuestros pecados, dejad las cosas erradas atrás. Sed de Jesús con todo vuestro corazón, con toda vuestra alma, mente y vida.
No os dejéis engañar por el demonio y por las ilusiones del mundo. No perdáis vuestro lugar en el cielo. El mundo pasa, hijos míos, mas el cielo es para siempre. No os dejéis engañar: hay un solo Dios y una sola fe. No existen varias iglesias que lleven hasta la salvación, mas solamente la Iglesia de mi Hijo Jesús que os dejó y es la Iglesia Católica.
Abrid vuestros corazones a las verdades de Dios y ciérrenlos a las mentiras de satanás. Confesaos. Tened una vida más pura y santa. La impureza ofende mucho a Dios y a mi Corazón de Madre.
Dejad los pecados impuros para siempre, pues ellos son los que llevan más almas al fuego del infierno. Sed fieles, esposos y esposas. Dejad las infidelidades y los adulterios atrás. Renovad vuestras vidas en el amor de mi Hijo Divino.
Los tiempos son graves. Muchos están siguiendo el camino de la perdición que lleva al fuego del infierno. Pedid la luz y la gracias del Espíritu Santo para que seáis los verdaderos discípulos de mi Hijo Jesús e hijos míos, muy amados.
Hijos míos, escuchadme. No hagáis oídos sordos a mi llamado. El mundo está a punto de pasar por grandes pruebas y castigos y no está preparado para lo que vendrá.
Aquí, donde yo aparecí, dejaré una señal en el monte de la cruz del monte. Esta señal el inicio de los acontecimientos que cambiarán vuestras vidas para siempre. No perdáis el cielo. Luchad siempre para estar al lado de mi Hijo en el Paraíso.
Yo os amo y no quiero vuestra condenación eterna. Yo os acojo en mi Inmaculado Corazón y os cubro con mi manto protector.
Retornad a vuestras casas con la paz de Dios. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!