31 de agosto de 2020 – Manaos, Amazonas, Brasil.
Mensaje de la Reina del Rosario y de la Paz
¡La paz amados hijos míos, la paz!
Hijos míos, los tiempos están maduros, pero muchos son
inmaduros en la fe, juegan con la propia salvación y no están preparados. Ellos
tienen ojos para ver las ilusiones del mundo, pero no consiguen ver y aceptar
el amor de Dios y sus obras divinas delante de ellos.
Satanás está causando grandes daños en muchas almas. Él
tiene muchas en sus manos, que están a su servicio, y que lo ayudan a realizar
sus planes malignos en el mundo para la destrucción de las familias, que él
tanto odia, y de la sociedad en general.
Las familias que viven unidas y en el santo Amor de Dios
son un tormento para Satanás, que no las soporta, porque ellas, siendo fieles a
Dios, son un reflejo de la Sagrada Familia, en el mundo, que destruye todos sus
planos malignos de destrucción y de muerte.
Muchas familias no comprenden el poder de la oración y de
rezar unidos: padres, madres e hijos. Ellos dejan de lado el momento más
precioso para estar con Dios, para quedarse horas y horas delante de una
televisión o de un celular, perdiendo grandiosas gracias que mi Hijo Divino
deseaba concederles, a causa de su tibieza, pereza espiritual y apego al mundo,
corrompidas por el pecado.
Volved al Señor, familias cristianas, arrepentíos de
vuestros errores y pecados, y vivid una vida sincera de conversión y de
santidad y el Señor Dios tendrá compasión de vosotros y os bendecirá, sellándolas
con su sello de amor y de protección, antes de que la Bestia os marque con su
señal maligna y mortal, pues está escrito:
“Un tercer Ángel siguió a los dos primeros, diciendo con
fuerte voz: «Si alguno adora a la Bestia y a su imagen, y acepta la marca en su
frente o en su mano, tendrá que beber también del vino del furor de Dios, que
está preparado, puro, en la copa de su cólera. Será atormentado con fuego y
azufre, delante de los santos Ángeles y delante del Cordero. Y la humareda de
su tormento se eleva por los siglos de los siglos; no hay reposo, ni de día ni
de noche, para los que adoran a la Bestia y a su imagen, ni para el que acepta
la marca de su nombre.» Aquí se requiere la paciencia de los santos, de los que
guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. Luego oí una voz que decía
desde el cielo: «Escribe: Dichosos los muertos que mueren en el Señor. Desde
ahora, sí - dice el Espíritu -, que descansen de sus fatigas, porque sus obras
los acompañan.» Y seguí viendo. Había una nube blanca, y sobre la nube sentado
uno como Hijo de hombre, que llevaba en la cabeza una corona de oro y en la
mano una hoz afilada.”
Comunica este mensaje mío al mayor número de mis hijos e
hijas, lo más rápido posible. Pues la ira de Dios será grande sobre todos aquellos
que desobedezcan las palabras proféticas que están escritas en este libro. Mas
a los suyos, a los que guardan el testimonio de mi Hijo Jesús, Él dice: Sí,
vendré en breve. Amén. ¡Ven Señor Jesús!