La primera aparición de la Virgen María, a Maria do Carmo, tuvo lugar el día 2 de mayo de 1994. A Edson Glauber, su hijo, el día 31 de mayo de 1994, mientras él y su madre, rezaban el rosario en casa. Desde entonces la Virgen, San José y Jesús continúan transmitiendo mensajes y oraciones para difundir la devoción en todo el mundo a sus tres Sagrados Corazones.

Los mensajes originales están expuestos en portugués en:

As aparições da Virgem Maria no Amazonas

martes, 1 de septiembre de 2020

Mensaje de la Reina del Rosario y de la Paz del 1 de septiembre

 


1 de septiembre de 2020 – Manaos, Amazonas, Brasil.

Mensaje de la Reina del Rosario y de la Paz

 

¡La paz amados hijos míos, la paz!

Hijos míos, yo vuestra Madre, que tanto os amo, os digo que sin oración no hay conversión, sin santidad no hay el cielo para vosotros. Vosotros fuisteis creados libres para seguir y escoger el camino que deseéis: si queréis estar con mi Hijo en el cielo o con el demonio en el infierno. ¿Cuál es el camino que vosotros deseáis seguir y escoger? Si vosotros no queréis seguir el camino de la santidad, estáis mostrando que no deseáis ser de Dios, no deseáis ser felices ni obtener vuestro lugar en el cielo. Escoged el camino del bien, hijos míos. Escoged el camino que lleva a Dios y no os arrepentiréis. No os engañéis, no os dejéis engañar por el demonio, nada de este mundo os podrá dar la verdadera felicidad, sólo en Dios se encuentra la eterna paz y alegría.

En mi Hijo vosotros encontraréis la fuerza para vencer los males de este mundo, pues su amor divino es más poderoso que todo el mal. Venced el mal con el amor, venced las tinieblas del pecado con su Luz divina. Delante del amor y del Corazón de mi Hijo, todas las cosas escondidas y oscuras son descubiertas y puestas a las claras delante de todos. Nada escapa del fulgor de su luz divina, que revela la verdad, venciendo todo pecado, mentira y los espíritus impuros y de muerte.

En Dios está su victoria, mas sin Él vosotros no pasáis de una nada, de polvo seco y sin vida. Volved al Señor, volved ahora al Señor y Él os perdonará y enjugará las lágrimas de sus ojos y os dará consolación, amor y paz.

Él no niega nada a un corazón contrito, que os ama y que pide su perdón divino sinceramente.

Os bendigo a todos: en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén