25 de diciembre de 2020 – Manaos, Amazonas, Brasil.
Mensaje de la Reina del Rosario y de la Paz
Hoy vino la Madre Santísima, con el Niño Jesús y San José, los tres
Sagrados Corazones unidos, en un solo amor. Qué lindo es ver la Sagrada Familia
gloriosa, luminosa y llena de amor por la salvación de las familias y de toda
la humanidad. La Madre Santísima nos dio su mensaje esta noche:
¡La paz amados hijos míos, la paz!
Hijos míos, yo vengo del cielo con mi Hijo Divino y mi Esposo Castísimo
José para traeros la paz, el amor y las gracias del cielo. El cielo está cada
vez más cerca de vosotros, en estos tiempo, hijos queridos. No os desesperéis y
no os aflijáis, cuando el mal parece triunfar victorioso en el mundo.
El amor de mi Hijo es más poderoso que todo el mal y su luz brilla en las
tinieblas y disipa toda mentira, toda muerte, toda tristeza, porque donde llega
la luz de mi Hijo todas las tinieblas desaparecen dando espacio a Él, vencedor
de la muerte y del pecado. Uníos al Corazón de mi Hijo y seréis vencedores con
Él, así como mi Inmaculado Corazón y el Castísimo Corazón de mi Esposo José están
unidos en un solo amor a su Divino Corazón triunfantes, gloriosos y
resplandecientes en gloria.
Yo estoy aquí para acogeros debajo de mi manto Inmaculado y protector y os
digo que la oración puede mudar las situaciones más dramáticas y dolorosas por
las que pasa la humanidad. No perdáis la fe, mas rezad vuestros Rosarios con
amor y dedicación todos los días y mi Hijo os dará cada vez más la fe, una fe
fuerte y poderosa como nunca tuvisteis en vuestras vidas, y así, tendréis la
gracia, la fuerza y el coraje de soportar las pruebas más difíciles, de
testimoniar vuestro amor por mi Hijo a los que se encuentran en las tinieblas,
mostrando a todos que vosotros pertenecéis a Él para siempre, inflamados por su
amor y llenos de su paz que cambia todas las cosas.
Recibid las bendición y la paz de nuestros tres Sagrados Corazones unidos
que os ama inmensamente y eternamente: en nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo. ¡Amén!