Mensaje de María
Amados hijos míos, rezad, reparad los terribles pecado
que se cometen en el mundo. Es la hora de volver a Dios. Es la hora de
decidirse por el reino de los cielos.
¡Pobre, Roma!... ¡Pobre, Nápoles!... Penitencia,
penitencia. ¡Todavía hay tiempo!... Convertíos y volved a Dios, pues Él ya fue
ofendido demasiado.
Yo estoy aquí con mi Corazón en la mano para ofreceros a
todos amor, protección y gracia, para atraer así, la mirada misericordiosa de
mi Hijo Jesús. Italia, basta de pecados. Basta de ofensas al Señor. Dios te
llama a Él.
Retornad a vuestras casas con el propósito de mudar de
vida, de querer ser verdaderamente de Dios. A todos os bendigo: en el nombre
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!
La Santa Madre estaba muy
triste y me mostró acontecimientos dolorosos ocurriendo en Italia que hicieron
sufrir mucho a mi corazón. Reparación, reparación, reparación. ¡Penitencia,
penitencia, penitencia! He aquí su pedido maternal, he aquí su dolorosa súplica.
Que puedan realmente sus hijos e hijas escuchar esta suplicante llamada,
acogiéndola con más fe, amor, con espíritu de conversión y de mudanza de vida.