16 de
febrero de 2018 - Italia
Mensaje de Jesús
Hoy apareció Jesús acompañando
a Nuestra Señora. Él estaba asegurando una gran cruz de madera y mostraba sus
Santas Llagas luminosas. Nuestra Señora estaba a su lado silenciosa, en actitud
de oración, atenta a lo que su Hijo Divino iba a comunicar al mundo. Esta
noche, fue Jesús quien transmitió su mensaje:
¡Mi paz esté con vosotros, mi paz os doy para que os
convirtáis, mudéis de vida y seáis felices!
Hijo mío, una vez más yo vengo para unirme contigo y con
todos aquellos que quieren ser míos, escuchando mi llamada de santidad, que
hago tantas veces, por medio de mi Madre Inmaculada.
Busco almas reparadoras, mas encuentro tan pocas. Muchos
no saben decidirse por el reino de los cielo, mas están aprisionados al mundo,
por medio de los muchos pecados que cometen.
Diga a todos que Dios viene a reclamar sus derechos,
viene a pedir la honra, el amor y el respeto que le son debidos, mas que no
existe más en muchas familias y en muchos corazones y para mayor dolor de mi
Divino y afligido Corazón, ni siquiera dentro de muchas iglesias.
Corazones fríos, endurecidos y sin vida es lo que veo,
viniendo a la Santa Misa como cadáveres vivos, porque el demonio los sedujo y
destruyó con muchas pasiones y pecados.
Si no hay reparaciones la humanidad jamás podrá merecer
mi misericordia. La alma que sabe reparar sus pecados jamás será separada de mi
amor ni de mi Divino Corazón.
He aquí mi cruz, he aquí mis Santas Llagas abiertas por
amor a cada uno de vosotros, para que saquéis de ellas las bendiciones y las
gracias que os harán merecer el cielo, para que estéis unidos a la Santísima
Trinidad.
Acoged mi amor en vuestros corazones, acoged con fe mis
palabras divinas, verdadero maná del cielo, que fortifica y alimenta vuestras
almas, que cura las heridas de vuestros corazones y que os da la paz.
Rezad, rezad, rezad el Rosario de mi Madre Inmaculada.
Mas una vez yo os pido y os digo que aquellos que recen el Santo Rosario con
fidelidad y amor conocerán en profundidad las dulzuras de mi Sagrado Corazón.
Yo os amo y os bendigo: en nombre del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo. ¡Amén!