Amazonas
Mensaje de María
La Santísima Madre vino una vez
más del cielo para transmitirnos sus palabras maternales. Su presencia
Inmaculada en medio de nosotros es la gran señal de que Dios no se olvidó de
nosotros. El amor de la Virgen Inmaculada es el reflejo del gran amor del
Sagrado Corazón de Jesús por nosotros. Dios nos ama y por medio de Nuestra
Señora desea concedernos las bendiciones y las gracias que nos curan y mudan
nuestro corazón.
¡La paz amados hijos míos, la paz!
Hijos míos, yo vuestra Madre, os amo tanto y me hace muy
feliz vuestra presencia por el amor que me tributáis. Con vuestras oraciones
formad una barrera espiritual que impida el avance del mal, de los errores y de
las herejías del mundo. Uníos en oración cada vez más, porque los tiempos son
graves y serios, y están en juego la salvación eterna y la felicidad de muchas
almas.
Dios os convoca, por medio de Mí, a ser sus apóstoles en
estos tiempos, a combatir todo el mal con el rosario, con el ayuno y con los
Santos Sacramentos.
No os amedrentéis y no os detengáis en vuestro camino
espiritual. Luchad por el reino de los cielos. Haced todo lo posible para estar
en gracia de Dios en este mundo y Dios hará lo imposible para teneros a su
lado, un día, en el cielo.
No os canséis de rezar, la oración es preciosa en estos
días, pues es por medio de ella que Dios os concede muchas gracias, luz y
bendiciones para que comprendáis como
debéis vivir y actuar, en estos tiempos tortuosos, en que su Santísimo Nombre y
su Divino Corazón son ofendidos.
Yo os agradezco, por haber venido, por haber escuchado mi
invitación a la oración y el clamor de mi Inmaculado Corazón.
Rezad, rezad, rezad y sed de Dios cada día, porque por
sus hijos, por los que le son obedientes y humildes delante de su Divino
Corazón, Él hará grandes cosas.
Volved a vuestras casas con la paz de Dios. A todos os
bendigo: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!