Itapiranga,
Amazonas
Mensaje de María
Nuestra Señora estaba linda,
con un vestido y un velo largo de luz, con pequeñas estrellas doradas en los
bordes que le cubría sus cabellos largos ondulados que le caían al frente.
Estaba feliz con la presencia de todos sus hijos que fueron a Itapiranga a
honrarla. Ella bendijo los objetos religiosos de cada uno y nuestras familias,
así como toda la humanidad, para que tenga la fuerza de bendecir el pecado y de
convertirse sinceramente a Dios.
¡La paz amados hijos míos, la paz!
Hijos míos, yo vuestra Madre, vengo del cielo para
pediros que no perdáis más tiempo, mas abrid vuestros corazones, viviendo la
santidad y la conversión en vuestras vidas.
Dios desea salvaros y protegeros contra todos los males y
peligros que os amenazan, en estos tiempos terribles y difíciles.
Muchos de mis hijos viven alejados del Señor y comenten
terribles pecados, ofendiéndolo terriblemente.
Yo os pedí en Fátima, hijo míos: no ofendáis más a
Nuestro Señor que ya está muy ofendido. Arrepentíos de vuestros pecados. Muchos
pasarán por cruces dolorosas si no escuchan mi llamado y continúan sordos.
Rezad el Rosario, alimentaos con el cuerpo y la sangre de
mi Hijo Jesús para tener fuerzas de vencer el pecado y todo mal. Yo os estoy
llamando a Dios, porque me preocupo con vuestra salvación eterna.
No os alejéis del amor de mi Hijo Jesús, pues solamente
él puede salvaros y concederos la vida eterna.
Volved al Señor, en cuanto Él todavía me permite
comunicaros mis mensajes a todos vosotros, porque grandes sufrimientos están
llegando cada vez más en muchos lugares del mundo y Brasil no será dejado de
lado, si vosotros no me escucháis, si vosotros continuáis con vuestros
corazones duros y cerrados.
Acoged mi llamado de Madre y yo os ayudaré a ser de Dios.
Retornad a vuestras casas con la paz de Dios. Os bendigo a todos: en nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!