Mensaje de María
Edson: TENGAMOS MUCHO CUIDADO CON LOS COMUNISTAS Y SUS
SEGUIDORES. ¡RECEMOS, RECEMOS, RECEMOS!
Hoy, la Santísima Madre vino una vez más del
cielo. Ella vino acompañada de San Miguel y San Gabriel que aseguraban la
bandera de Brasil. Ella nos dio su mensaje:
¡La paz amados hijos míos, la paz!
Hijos míos, yo vuestra Madre, vengo del cielo para
pediros intensas oraciones por los pobres pecadores, que se dejan seducir y
engañar por los embustes del demonio.
Rezad por vuestra Nación que pasará por momentos de
dolor, sufrimientos y persecuciones. El demonio desea violencia y la sangre,
mas yo vengo a suplicar misericordia divina y la paz para la Nación brasileña.
Rezad y ayunad, rezad y ayunad, rezad y ayunad, porque
solamente así podréis desterrar todo mal y vencerlo.
En este momento, desapareció
Nuestra Señora y los Arcángeles, y quedó solamente delante de mí la bandera de
Brasil. De repente, ella comenzó a ser perforada varias veces como si estuviese
siendo ametrallada. Comprendí, por la luz de Dios, que significaba grandes
conflictos y sufrimientos para la Nación brasileña. Nuestra Señora, después de
esa visión volvió a aparecer con los Arcángeles y me dijo:
A quién a Mí se consagre, prometo colocarlo dentro de mi
Inmaculado Corazón, protegiéndolo con mi manto protector.
Hijo mío, di a tus hermanos que no se desanimen, mas que
se llenen de ánimo, de fuerza y de coraje. Dios os ama y os pide, en estos
tiempos, pruebas de fe y de amor a su llamado y a su amor divino.
Sed fieles al Señor. Acontezca lo que acontezca, nunca os
alejéis de su Corazón Divino, pues aquel que permanezca fiel hasta el fin,
recibirá la corona de la gloria.
No todos los que dicen: Señor, Señor, entrarán en el
reino de los cielos, sino solamente aquellos que pongan en práctica lo que mi
Hijo Divino os enseño y que fuerais fieles a él hasta el fin.
Yo os amo y mi amor Inmaculado os doy. En este momento,
hago descender sobre toda la Nación brasileña, y sobre todos vosotros que
vinisteis a visitarme y honrarme, una lluvia de gracias y bendiciones.
Retornad a vuestras casas con la paz de Dios. Os bendigo
a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!