Manaus,
Amazonas
Mensaje de María
La Santísima Madre vino una vez
más del cielo para transmitirnos su llamado celestial. Ella lucha por nuestra
felicidad y salvación eterna, mas no es oída ni obedecida y su Inmaculado
Corazón sufre por causa de nuestra rebeldía. Tiempos crueles están en la
puerta, grandes dolores y sufrimientos asolarán a la humanidad entera de un
modo nunca visto sobre la faz de la tierra. Esta es la hora de nuestra
decisión, porque sea en la Iglesia y en el mundo, la purificación se ha
iniciado y todo lo que está podrido no permanecerá escondido y de pie por mucho
tiempo, porque el Ángel de la Justicia Divina, por orden de Dios está pasando,
para dejar claras todas las cosas erradas, así como todas las mentiras.
¡La paz amados hijos míos, la paz!
Hijos míos, yo vuestra Madre, la Reina del Rosario y de
la Paz, vengo del cielo para pediros que os decidáis a vivir para el Reino de
los Cielos, desligándoos cada vez más del reino de los hombres, del mundo y sus
engaños.
No caigáis en las trampas del enemigo infernal. Él desea
la destrucción eterna de vuestras almas y cada día os ataca con muchas
tentaciones y pecados, para haceros perder la gracia y la santidad de vuestros
corazones, cuerpos y almas.
Rezad mucho, hijos míos, para ser de Dios. No os
debilitéis en la fe ni en el coraje. Sed fuertes y confiad en el auxilio Divino
de mi Señor que tanto os ama y os quiere bien. Hijos míos, yo deseo llevaros a
una alta santidad, mas muchos de vosotros todavía no me escucháis ni me
obedecéis como el Señor desea.
Aprended a ser obedientes para poder merecer la
benevolencia y la bendición del Señor.
Rezad, rezad mucho y con el corazón, porque la oración
puede mudar todo y todas las cosas. Grandes sufrimientos se aproximan.
Interceded cada vez más, para que todo mal sea desterrado para lejos de la
humanidad entera.
Yo soy vuestra Madre Inmaculada y me dedico
incansablemente por la salvación eterna de cada uno de vosotros. Volved a
vuestras casas con la paz de Dios. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!