La primera aparición de la Virgen María, a Maria do Carmo, tuvo lugar el día 2 de mayo de 1994. A Edson Glauber, su hijo, el día 31 de mayo de 1994, mientras él y su madre, rezaban el rosario en casa. Desde entonces la Virgen, San José y Jesús continúan transmitiendo mensajes y oraciones para difundir la devoción en todo el mundo a sus tres Sagrados Corazones.

Los mensajes originales están expuestos en portugués en:

As aparições da Virgem Maria no Amazonas

lunes, 3 de junio de 2019

1 de Junio


1 de Junio de 2019 – Itapiranga, Amazonas, Brasil
Mensaje de María

¡La paz amados hijos míos, la paz!
Hijos míos, yo vuestra Madre, la Reina del Rosario y de la Paz, vengo del cielo para llamaros todavía a Dios, el Señor del cielo y de la tierra.
Él, que vino al mundo para redimiros del pecado, enseñó la verdad eterna a todos aquellos que seguirían su camino santo, sufrió terriblemente y tuvo una muerte dolorosa pegado a una cruz, mas mi Hijo Divino resucitó, hijos míos, porque la muerte no encontró en Él la victoria y después subió a los cielos, donde está sentado a la derecha del Eterno Padre.
Hijos míos, mi Hijo Divino, después de todo eso, desea apenas un poco de vuestro amor y de vuestra correspondencia, porque muchos corazones se encuentran endurecidos y cerrados. No cerréis vuestros corazones a los llamados que mi Hijo os hace, por medio de mí. Son muchos los mensajes que ya os comuniqué, mas ¿quién desea realmente acogerlos con amor y vivirlos como el Señor desea?
No os quedéis sordos, hijos míos, a mis llamados. Escuchad mi voz. Yo os estoy llamando a Dios muchas veces, en muchos lugares del mundo, porque los tiempos son urgentes y graves. Vosotros no podéis imaginar el grande y terrible castigo que la humanidad merece.
Cambiad el rumbo de vuestras vidas ahora. Aquí, en este lugar, escogido por el Señor para manifestarme, yo dejo mi bendición y mi amor inmaculado.
Yo estoy aquí, con mi Inmaculado Corazón lleno de amor, para que vuestros corazones y vuestras almas sean liberadas de toda tristeza, de toda falta de paz y falta de fe.
Hijos míos, renovad vuestro amor y vuestra fe. Creed siempre más. Muchos corazones están heridos y precisan ser curados y creer más.
Creed, creed, creed, para que el Señor pueda realizar las maravillas de su amor en vuestras vidas. Gracias por vuestra presencia, por estar aquí, para acoger mi invitación a la conversión y a la oración. Dios os recompensará por todo esfuerzo y sacrificio que hacéis por su amor.
Yo os coloco dentro de mi Inmaculado Corazón y os bendigo: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!