1 de Junio
de 2019 – Itapiranga, Amazonas, Brasil
Mensaje de María
¡La paz amados hijos míos, la paz!
Hijos míos, yo vuestra Madre, la Reina del Rosario y de
la Paz, vengo del cielo para llamaros todavía a Dios, el Señor del cielo y de
la tierra.
Él, que vino al mundo para redimiros del pecado, enseñó
la verdad eterna a todos aquellos que seguirían su camino santo, sufrió
terriblemente y tuvo una muerte dolorosa pegado a una cruz, mas mi Hijo Divino
resucitó, hijos míos, porque la muerte no encontró en Él la victoria y después
subió a los cielos, donde está sentado a la derecha del Eterno Padre.
Hijos míos, mi Hijo Divino, después de todo eso, desea
apenas un poco de vuestro amor y de vuestra correspondencia, porque muchos
corazones se encuentran endurecidos y cerrados. No cerréis vuestros corazones a
los llamados que mi Hijo os hace, por medio de mí. Son muchos los mensajes que
ya os comuniqué, mas ¿quién desea realmente acogerlos con amor y vivirlos como
el Señor desea?
No os quedéis sordos, hijos míos, a mis llamados.
Escuchad mi voz. Yo os estoy llamando a Dios muchas veces, en muchos lugares
del mundo, porque los tiempos son urgentes y graves. Vosotros no podéis
imaginar el grande y terrible castigo que la humanidad merece.
Cambiad el rumbo de vuestras vidas ahora. Aquí, en este
lugar, escogido por el Señor para manifestarme, yo dejo mi bendición y mi amor
inmaculado.
Yo estoy aquí, con mi Inmaculado Corazón lleno de amor,
para que vuestros corazones y vuestras almas sean liberadas de toda tristeza, de
toda falta de paz y falta de fe.
Hijos míos, renovad vuestro amor y vuestra fe. Creed
siempre más. Muchos corazones están heridos y precisan ser curados y creer más.
Creed, creed, creed, para que el Señor pueda realizar las
maravillas de su amor en vuestras vidas. Gracias por vuestra presencia, por
estar aquí, para acoger mi invitación a la conversión y a la oración. Dios os
recompensará por todo esfuerzo y sacrificio que hacéis por su amor.
Yo os coloco dentro de mi Inmaculado Corazón y os
bendigo: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!