La primera aparición de la Virgen María, a Maria do Carmo, tuvo lugar el día 2 de mayo de 1994. A Edson Glauber, su hijo, el día 31 de mayo de 1994, mientras él y su madre, rezaban el rosario en casa. Desde entonces la Virgen, San José y Jesús continúan transmitiendo mensajes y oraciones para difundir la devoción en todo el mundo a sus tres Sagrados Corazones.

Los mensajes originales están expuestos en portugués en:

As aparições da Virgem Maria no Amazonas

jueves, 20 de junio de 2019

13 de junio


13 de Junio de 2019 – Manaos, Amazonas, Brasil.
Mensaje de María

¡La paz a tu corazón!
Hijo mío, la batalla entre el cielo y la tierra, entre el bien y el mal, está llegando a su punto culminante y férreo. El humo de satanás está ahora dentro del Santuario de Dios, de su Santa Iglesia, porque él desea reducir a cenizas todo aquello que recuerda al Creador y a su Divino Amor. Todo lo que yo profeticé en el pasado se está cumpliendo en estos tiempos, prácticamente en estos días confusos y de grandes herejías, que se difunden en medio de los fieles distanciados cada vez más de las verdades eternas predicadas por mi Divino Hijo.
La Iglesia, herida y magullada, a causa de la vida pecaminosa de tantos Obispos y sacerdotes corrompidos por la lujuria y por el dinero, pasará por su momento más doloroso y sangriento, donde los hombres perversos, guiados por satanás, llevarán a la muerte a muchos de ellos y a muchos consagrados, porque éstos, no fueron fieles y obedientes al Señor. Satanás consiguió arruinar la vida de muchos Ministros de Dios con una vida mundana y sin oración. Muchos no consiguen liberarse de sus garras mortales y ya no consiguen erguirse de nuevo para la vida en gracia de Dios, porque no se confiesan más. El dolor y la contrición sincera de los pecados ya no existen para muchos de ellos.
Ofrece muchas oraciones y reparaciones por ellos, hijo mío. Solamente así, muchos conseguirán obtener un rayo de luz, venido del Corazón misericordioso de mi Hijo Divino, que les hará reflexionar sobre sus conductas erradas y podrán ver el peligro que sus almas corren, si no se arrepienten y reparan sus innumerables crímenes y pecados.
Yo te doy mi bendición y mi paz. Quédate en mi paz y siempre dentro de mi Inmaculado Corazón, tu refugio seguro: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!