La primera aparición de la Virgen María, a Maria do Carmo, tuvo lugar el día 2 de mayo de 1994. A Edson Glauber, su hijo, el día 31 de mayo de 1994, mientras él y su madre, rezaban el rosario en casa. Desde entonces la Virgen, San José y Jesús continúan transmitiendo mensajes y oraciones para difundir la devoción en todo el mundo a sus tres Sagrados Corazones.

Los mensajes originales están expuestos en portugués en:

As aparições da Virgem Maria no Amazonas

domingo, 15 de septiembre de 2019

Mensaje de María del 14 de septiembre


14 de septiembre de 2019 – Manaus, Amazonas, Brasil.
Mensaje de María, Reina del Rosario y de la Paz

¡La paz amados hijos míos, la paz!
Hijos míos, yo vuestra Madre, vengo del cielo para pediros que seáis fuertes en la oración, en el sacrificio y en la penitencia, ofreciendo todos los días al Señor reparación por los pecados que se cometen en el mundo entero. Dios, hijos míos, os llama a la conversión y al arrepentimiento, ¡ahora! Acoged el llamado divino en vuestras vidas, corrigiéndoos de vuestras actitudes equivocadas, a fin de que encontréis la gracia y la santidad que vienen sólo del Corazón de mi Hijo Divino.
Sólo Jesús puede salvaros y concederos la vida eterna, nadie más. No os dejéis engañar por las mentiras y las medias verdades que se están difundiendo, en estos tiempos. Dios es Uno sólo y no hay otro en el cielo y en la tierra.
Yo soy la Madre de Dios. Yo soy la Madre del Salvador. Mi Hijo Jesús es el Rey del cielo y de la tierra y su Sagrado Corazón es vuestro refugio seguro, en estos tiempos difíciles de falta de fe y de tantas herejías.
Rezad el Rosario diariamente, para que seáis iluminados y llenados por la luz y la gracia del Espíritu Santo, que os conducirá por el verdadero camino que lleva hasta el cielo: mi Hijo Jesús.
Yo estoy aquí para acogeros en mi Inmaculado Corazón y os digo: honrad y amad la señal de vuestra Salvación, la cruz de mi Hijo Jesús. Tenedla siempre en vuestros hogares y delante de ella arrodillaos y suplicad la misericordia de Dios para la humanidad ciega e ingrata que no quiere saber del amor de mi hijo Jesús.
No temáis nada. Yo estoy aquí, por orden de Dios, para guiaros en todo. Volved a Dios con la paz de Dios. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!