La primera aparición de la Virgen María, a Maria do Carmo, tuvo lugar el día 2 de mayo de 1994. A Edson Glauber, su hijo, el día 31 de mayo de 1994, mientras él y su madre, rezaban el rosario en casa. Desde entonces la Virgen, San José y Jesús continúan transmitiendo mensajes y oraciones para difundir la devoción en todo el mundo a sus tres Sagrados Corazones.

Los mensajes originales están expuestos en portugués en:

As aparições da Virgem Maria no Amazonas

lunes, 10 de diciembre de 2018

8 de diciembre de 2018


Itapiranga – Amazonas.
Mensaje de María

Hoy, la Madre bendecida, vino acompañada de innumerables Ángeles. Ella estaba radiante, dentro de aquella linda luz y esplendor celestial. Ella estaba sin el velo, con un vestido blanco y manto azul celestial. Sus lindos cabellos caían por sus hombros a derecha y a izquierda, así como por la espalda. Sus manos estaban bajas como para concedernos gracias. Ella nos dio el siguiente mensaje:

¡La paz amados hijos míos, la paz!
Hijos míos, yo vuestra Madre, vengo del cielo para pediros que abráis vuestros corazones al llamado santo del Señor. Él os llama a la conversión. Él os llama al cambio de vida.
No permanezcáis sordos, con los corazones endurecidos, siéndole desobedientes. Decidíos ahora por el reino de los cielos, porque grandes acontecimientos cambiarán la vida de la humanidad para siempre y muchos no estarán preparados, porque se dejaron cegar por satanás.
Acontezca lo que acontezca no retrocedáis en vuestro camino de conversión, no tengáis miedo de las pruebas y las persecuciones. Yo estaré siempre a vuestro lado para guiaros y para ayudaros. Confiad en mi intercesión y protección maternal.
Muchas cosas tristes acontecerán en la Iglesia y en el mundo, porque trocarán la verdad eterna por las mentiras que vienen del infierno, haciendo que muchos pierdan la fe.
Rezad muchos Credos como yo os enseñé, para que venzáis los errores y las herejías que se van a difundir en medio de muchos fieles sin luz y sin Dios.
Rezad, rezad, rezad el Rosario para reparar las terribles ofensas que mi Hijo viene recibiendo de los pecadores ingratos.
Yo estoy aquí, porque os amo y os quiero bien, así como quiero vuestra felicidad eterna. Acoged mis palabras maternales en vuestros corazones y acordaos de cada palabra que yo os comuniqué, porque ellas serán vuestra fuerza y consuelo en los momentos difíciles de grandes pruebas.
Retornad a vuestras casas con la paz de Dios. Os bendigo a todos: en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!