La primera aparición de la Virgen María, a Maria do Carmo, tuvo lugar el día 2 de mayo de 1994. A Edson Glauber, su hijo, el día 31 de mayo de 1994, mientras él y su madre, rezaban el rosario en casa. Desde entonces la Virgen, San José y Jesús continúan transmitiendo mensajes y oraciones para difundir la devoción en todo el mundo a sus tres Sagrados Corazones.

Los mensajes originales están expuestos en portugués en:

As aparições da Virgem Maria no Amazonas

viernes, 5 de julio de 2019

2 de julio


2 de julio de 2019 – Itapiranga, Amazonas, Brasil.
Mensaje de María

¡La paz amados hijos míos, la paz!
Hijos míos, yo vuestra Madre Inmaculada y Madre de la Iglesia, vengo a pediros que oréis intensamente por mis hijos sacerdotes, para que ellos perseveren en el camino santo del Señor y sean una luz para brillar fuertemente en la vida de todos los fieles.
Hijos míos, Satanás desea arrastrar a las tinieblas y a una vida sin Dios muchas almas, porque muchos no rezan y no se sacrifican como yo os pedí.
Acoged mi invitación maternal de interceder por el bien de la humanidad. No tengáis miedo de las pruebas que llegan a vuestras vidas, en estos tiempos de grandes batallas espirituales. Mostrad a todos, dando testimonio de vida, que vosotros pertenecéis al Señor y que estáis unidos a su Divino Corazón.
Yo estoy aquí para acariciaros y para daros mi amor, con mi presencia maternal. Yo os amo, hijos amados, y con mi amor deseo conduciros por el camino seguro que lleva hasta Dios.
Rezad siempre mi Rosario. Con el Rosario vosotros podéis vencer todas las batallas. Con un Rosario rezado con fe y amor, vosotros obtenéis grandes gracias del Corazón de mi Hijo Jesús.
No temáis. Aquellos que escuchan mi voz y viven mis llamados serán auxiliados por el Señor en los momentos difíciles que asolarán cada vez más a la pobre humanidad.
Yo estoy guiando a cada uno de vosotros, en estos días, con mis santos mensajes, para que sepáis qué hacer y cómo actuar.
Dios no os abandonará jamás. Confiad en su acción divina en vuestras vidas y triunfaréis sobre todo mal. A todos os bendigo: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!

Nuestra Santa Madre apareció hoy muy bonita y radiante. Ella estaba allí, delante de nosotros, para acariciarnos con su amor, para bendecirnos y consolarnos, para que continuemos nuestro andar de fe, nuestro camino en la fe, en este mundo. Ella nos bendijo, dándonos su amor, porque en este día Ella irradiaba mucho amor, tanto que hizo a mi corazón exultar y ser consolado, pues era mucho amor, mucho amor, mucho amor.