La primera aparición de la Virgen María, a Maria do Carmo, tuvo lugar el día 2 de mayo de 1994. A Edson Glauber, su hijo, el día 31 de mayo de 1994, mientras él y su madre, rezaban el rosario en casa. Desde entonces la Virgen, San José y Jesús continúan transmitiendo mensajes y oraciones para difundir la devoción en todo el mundo a sus tres Sagrados Corazones.

Los mensajes originales están expuestos en portugués en:

As aparições da Virgem Maria no Amazonas

domingo, 6 de octubre de 2019

Mensaje de María, 5 de octubre


5 de octubre de 2019 – Manaos, Amazonas, Brasil.
Mensaje de María, Reina del Rosario y de la Paz

¡La paz amados hijos míos, la paz!
Hijos míos, yo vuestra Madre, vengo del cielo para pediros que no perdáis vuestra fe, en estos tiempos de gran confusión y de errores. Yo estoy aquí para guiaros hasta el Corazón de mi Hijo Jesús.
Interceded, como nunca intercedisteis antes, por la Iglesia de mi Hijo Jesús, la verdadera Iglesia, donde está la verdadera fe.
No permitáis que el mal avance con sus errores y mentiras. Defended y proclamad la verdad. Dios es uno sólo y os llama a Él, por medio de una vida de conversión, de arrepentimiento y de penitencia.
No dudéis de las palabras y las enseñanzas de mi Hijo. No os dejéis engañar por las mentiras del mundo y no caigáis en las trampas de aquellos que están siendo usados por el enemigo de la salvación para alejar a muchos de la verdadera fe.
Honrad a Dios. Bendecid su santo Nombre, todos los hombres y mujeres de la tierra. Pedid perdón de vuestros pecados y liberaros de todo aquello que no agrada al Corazón de mi Hijo Jesús. No viváis para el mundo, más para las obras de Dios.
Yo os amo y no quiero que ninguno de vosotros siga el camino del error y del pecado que lleva al fuego del infierno.
Rezad el Rosario, pues el Rosario aleja el demonio, los errores y el pecado para lejos de vosotros y de vuestras familias. Quién rece mi Rosario tendrá siempre mi bendición y protección de Madre.

Después, la Madre Santísima, más luminosa que antes, abrió sus brazos, vueltos para abajo como derramando gracias, mostrándonos su Inmaculado Corazón que irradiaba muchos rayos. Ella nos dijo muy majestuosamente:
Por fin, ¡mi Inmaculado Corazón triunfará!
Volved a vuestras casas con la paz de Dios. A todos os bendigo: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!