La primera aparición de la Virgen María, a Maria do Carmo, tuvo lugar el día 2 de mayo de 1994. A Edson Glauber, su hijo, el día 31 de mayo de 1994, mientras él y su madre, rezaban el rosario en casa. Desde entonces la Virgen, San José y Jesús continúan transmitiendo mensajes y oraciones para difundir la devoción en todo el mundo a sus tres Sagrados Corazones.

Los mensajes originales están expuestos en portugués en:

As aparições da Virgem Maria no Amazonas

martes, 15 de octubre de 2019

Mensaje de María,12 de octubre 2019


12 de octubre de 2019 – Itapiranga, Amazonas, Brasil.
Mensaje de María, Reina del Rosario y de la Paz

¡La paz amados hijos míos, la paz!
Hijos míos, yo vuestra Madre, vengo del cielo con mi Inmaculado Corazón lleno de amor, de bendiciones y de gracias. Estoy aquí porque os amo y deseo vuestra salvación eterna.
¿Vosotros estáis aquí por amor a mi Hijos Jesús? Amad, hijos míos, rezad más y dedicaos al reino de los cielos.
No es con el barullo, con las falsas alegrías que los niños serán mejores, mas enseñándoles a rezar y a ser de Dios, así, ellos no solo cambiarán, mas cambiarán también el mundo a su alrededor, porque estarán llenos del amor y de la luz de Dios.
Yo soy la Patrona de vuestra nación. ¡Yo soy la Reina de Brasil!
Pedid al Señor, por medio de mi Rosario, la paz y la conversión del pueblo brasileño. Yo os amo y os digo que deseo protegeros de muchas calamidades y tristezas que pueden abatirse en breve sobre Brasil y sobre el mundo entero.
Rezad, hijos míos, rezad mucho más. La oración es sagrada y poderosa, desde el inicio hasta el fin, pues cuando rezáis, Dios y yo, vuestra Madre, nos hacemos presentes. Cada oración hecha con amor y fe es agradable a los ojos santos de Dios y a mis ojos de Madre. Recibid mi bendición maternal y mi amor. Volved a vuestras casas con la paz de Dios. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!

Hoy, la Madre Santísima, conversó conmigo sobre los secretos de Brasil y del Amazonas. Oramos juntos pidiendo la misericordia divina para los pobres pecadores. Acontecimientos tristes podrán ocurrir, muy pronto si el pueblo no se convierte y no hace penitencia de sus pecados. Si las personas no cambian ahora, arrepintiéndose de sus errores y volviendo a Dios, deberán soportar una pesada cruz después.