La primera aparición de la Virgen María, a Maria do Carmo, tuvo lugar el día 2 de mayo de 1994. A Edson Glauber, su hijo, el día 31 de mayo de 1994, mientras él y su madre, rezaban el rosario en casa. Desde entonces la Virgen, San José y Jesús continúan transmitiendo mensajes y oraciones para difundir la devoción en todo el mundo a sus tres Sagrados Corazones.

Los mensajes originales están expuestos en portugués en:

As aparições da Virgem Maria no Amazonas

martes, 29 de octubre de 2019

Mensaje de María, 27 de octubre


27 de octubre de 2019 – Manaos, Amazonas, Brasil.

Mensaje de María, Reina del Rosario y de la Paz

Antes de la aparición, escuché una voz que resonó fuertemente, como un estruendo, diciendo tres veces:
¡BASTA!... ¡BASTA!... ¡BASTA!...

Hizo un silencio y, luego enseguida, vino la Sagrada Familia: Nuestra Señora y San José que tenían al Niño Jesús que estaba entre ellos dos sobre una nube. Él aparentaba tener la edad de tres hacia cuatro años de edad.
Nuestra Señora dijo:
¡La paz amados hijos míos, la paz!
Hijos míos, yo vuestra Madre, os pido: dejad de pecar, sed obedientes a Dios, mudad de vida y renunciad al mundo para merecer el cielo.
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo están muy ofendidos con la desobediencia de los hombres y de las mujeres que no escuchan el llamado que yo os hago en vuestro nombre.
El Señor está indignado y ultrajado por la falta de fe de muchos cardenales, obispos y sacerdotes que ya no saben ser más una luz para las almas porque están corrompidos por los errores y los pecados que el mundo les ofrece.
Mi Corazón se encuentra ofendido, a causa de la indiferencia y dureza de los corazones para con el amor de mi Hijo Jesús. No os alejéis del amor de mi Hijo. Su amor libera y salva vuestras almas de las tinieblas y de todo mal.
Pedid la misericordia divina para el mundo pecador, caso contrario él será castigado severamente y muchos lugares desaparecerán de una vez por todas de la faz de la tierra.
Hace mucho tiempo que os llamo a Dios, mas muchos de vosotros no quisieron aceptar la gracia que Dios os ofrece por medio de mi presencia maternal. Es mi intercesión, ante el trono de Dios, que todavía está impidiendo que grandes calamidades se abatan sobre el mundo de forma dolorosa y terrible.
Luchad por el reino de los cielos. Luchad para ser de Dios. No os alejéis del Señor. Pedid la intercesión de mi Esposo José. Él os ayudará a ser del Señor y a hacer la voluntad divina. San José, mi Esposo Castísimo, está obteniendo hoy para vosotros grandes gracias y bendiciones.
Consagraos diariamente a nuestros tres Sagrados Corazones, vosotros y vuestras familias, y estaréis protegidos contra todo mal.
Hijos, no reneguéis de mis palabras de Madre. Escuchadme. Sed de Dios y la conversión y la salvación llegarán y entrarán en vuestras vidas y en vuestras familias. Yo os amo y os bendigo. Volved a vuestras casas con la paz de Dios. A todos os bendigo: en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!

El mensaje que San José me transmitió fue personal, para mí, y después él habló conmigo sobre el secreto relacionado con la Santa Iglesia. Él, como protector de la Santa Iglesia, vino por orden de Dios para interceder para que un gran mal sea evitado, que podrá llevar a muchas almas a la perdición eterna. ¡Recemos, recemos, recemos!