31 de diciembre de 2020 – Manaos, Amazonas, Brasil.
Mensaje del glorioso San José
¡La paz amado hijo mío!
Hijo mío, yo vengo del cielo para concederte la paz y la bendición de mi
Castísimo Corazón. Yo te bendigo, así como a toda la humanidad, la humanidad
herida, angustiada y casi sin fe, porque no reza como debería, no busca a Dios mientras
Él todavía se deja encontrar. La humanidad desolada en el pecado y en las cosas
del mundo que no os puede dar la vida eterna.
Hijo mío, reza por la conversión de los pecadores, reza mucho por la Santa
Iglesia, porque grandes ataques contra ella acontecerán y muchos perderán la
fe. La grande apostasía visible y tan clara hará que muchos nieguen al Señor,
abandonándolo para seguir muy pronto al hombre inicuo que niega a Cristo y sus
verdades eternas.
Aquellos que están en el poder están actuando para que llegue cuanto antes
la manifestación del mal personificado que traerá grandes dolores, sufrimientos
y persecuciones a la Iglesia y a toda la humanidad. Yo estoy aquí para
ofreceros mi Castísimo Corazón como refugio y protección en estos momentos
difíciles y de dolor.
Aquellos que se refugien en mi Corazón estarán protegidos y no serán
debilitados por nada, porque yo os protegeré como propiedad mía, por orden del
Señor, y preservaré el pequeño resto fiel a mi Hijo Jesucristo.
Mi amado padre José, cuando el Señor dice “pequeño resto”, ¿es un pequeño
número? ¿Cómo podemos entender?
Serán pocos los que permanecerán fieles a mi Hijo Jesús hasta el final, mas
será grande el número de aquellos que se perderán y serán llevados por los
engaños y errores del demonio, porque se dejarán vencer por el miedo, por las
persecuciones, por el dolor y por los sufrimientos. Pensarán en salvar su
propia vida, mas la perderán, porque negarán su cruz, en busca de la falsa
felicidad e ilusiones mundanas.
¡Ayúdanos a no traicionar a Jesús en sus enseñanzas!... ¡No permitas que
eso suceda en nuestras vidas!
Consagraos todos los días a mí, a mi Castísimo Corazón y yo obtendré para
vosotros fe, protección y gracia y dentro del Corazón de mi Divino Hijo os
colocaré y estaréis seguros, en su paz.
Recibid ahora mi bendición: en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén.