La primera aparición de la Virgen María, a Maria do Carmo, tuvo lugar el día 2 de mayo de 1994. A Edson Glauber, su hijo, el día 31 de mayo de 1994, mientras él y su madre, rezaban el rosario en casa. Desde entonces la Virgen, San José y Jesús continúan transmitiendo mensajes y oraciones para difundir la devoción en todo el mundo a sus tres Sagrados Corazones.

Los mensajes originales están expuestos en portugués en:

As aparições da Virgem Maria no Amazonas

sábado, 3 de octubre de 2020

Mensaje de la Reina del Rosario y de la Paz 2 de octubre


 

 

2 de octubre de 2020 – Manaos, Amazonas, Brasil.

Mensaje de la Reina del Rosario y de la Paz

 

¡La paz a tu corazón!

Hijo mío, tú ya tienes todo en tu vida, el amor de mi Hijo, que te acompaña siempre, y mi bendición de Madre y mi mirada maternal, que siempre te protege. Todo lo demás no sirve de nada si no están debajo de esta gracia tan grande que Dios te concedió. Reza, reza y Dios te dará la fuerza, la sabiduría y el discernimiento para saber resistir a estos tiempos malos, que asolan a la Santa Iglesia y al mundo entero.

La Iglesia de mi Divino Hijo fue herida terriblemente por la división y por los errores. Ella camina sin fuerzas, tambaleándose, procurando permanecer de pie. Sus enemigos, muy pronto, desean dar el golpe fatal, para destruirla por completo en sus fundamentos, llevando el mayor número posible de almas para el camino del infierno. Reza, reza, reza mucho, para que todo mal sea combatido y vencido.

Un gran escándalo y persecución acontecerán dentro de la Casa de Dios y muchos perderán la fe. Esto acontecerá debido a los acuerdos hechos a escondidas con  los enemigos de la fe. No se hacen acuerdos con aquellos que luchan contra la verdad, para no ser cómplices de sus obras de tinieblas, mas se debe combatirlos, para que todo error y mal sea desterrado para lejos de la Santa Iglesia y de las almas tan queridas por Dios.

Yo pido a todos mis hijos que ofrezcáis oraciones y reparaciones para que muchos males sean alejados cuanto antes, en caso contrario, grandes sufrimientos llegarán y muchos llorarán.

Yo te bendigo, hijo mío amado y a toda la humanidad: en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!