La primera aparición de la Virgen María, a Maria do Carmo, tuvo lugar el día 2 de mayo de 1994. A Edson Glauber, su hijo, el día 31 de mayo de 1994, mientras él y su madre, rezaban el rosario en casa. Desde entonces la Virgen, San José y Jesús continúan transmitiendo mensajes y oraciones para difundir la devoción en todo el mundo a sus tres Sagrados Corazones.

Los mensajes originales están expuestos en portugués en:

As aparições da Virgem Maria no Amazonas

martes, 6 de marzo de 2018


1 de marzo de 2018 -Italia
Mensaje de María

¡La paz amados hijos míos, la paz!
Hijos míos, yo vuestra Madre, vengo del cielo para pediros que viváis la conversión en vuestras vidas. Esta es la hora en que vosotros debéis vivir una vida unida a Dios, porque tiempos difíciles traerán dolores y sufrimientos al mundo.
Acoged mis mensajes en vuestros corazones, Hace mucho tiempo que yo os hablo, mas mis mensajes muchas veces no son acogidos con amor como mi Hijo Jesús desea.
Yo os hablo, hijos míos, para el bien de vuestras almas. Escuchad las llamadas de mi Corazón. Muchos errores están alejando a mis hijos del camino seguro que lleva hasta el cielo.
Las palabras del Señor no cambian nunca, sus enseñanzas y sus Mandamientos son siempre los mismos. Muchas verdades y muchos dogmas están siendo atacados y considerados sin importancia, porque muchos quieren agradar más a los hombres que a Dios.
Rezad mucho, porque lo que yo dije en mis apariciones del pasado vosotros lo viviréis cada día de forma más intensa. El brazo fuerte del Señor está para abatirse sobre la pobre humanidad. Dejad la vida de pecado para atrás y abrazad la vida en gracia de Dios.
Hijos míos, no cometáis pecados graves, huid del pecado para no caer en el fuego del infierno. El infierno existe y satanás hace todo lo posible para llevar muchas almas a alejarse de Dios renegando su amor divino.
Luchad contra el demonio rezando el Rosario y entregándose siempre en las manos de mi Hijo Jesús. Rezad, rezad, rezad hijos míos. Nuestros Señor me envía al mundo porque desea que todos vosotros reparéis vuestros pecados para poder vivir una vida de santidad, de paz y de amor con todos vuestros hermanos.
Si vosotros no aprendéis a amar, jamás seréis de mi Hijo Jesús. Si vosotros no aprendéis a perdonar, el perdón divino no podréis merecer. Si vosotros no os vaciáis por completo, liberándoos del pecado, no podréis merecer las bendiciones y las gracias del cielo.
Yo os amo y mi amor de Madre os doy. Yo os amo y con mi amor Inmaculado deseo envolveros, guiaros y ayudaros a ser de Dios.
Gracias por haber venido. Gracias por todo aquello que hacéis por mi Hijo Jesús y por mí. Retornad a vuestras casas con la paz de Dios. A todos os bendigo: en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.