Las
apariciones de los tres Sagrados Corazones unidos de Jesús, María y José en
Itapiranga (Amazonas, Brasil) vienen a revelarnos el gran amor de Dios por las
familias, que las desea santas, fundamentadas en los cimientos del amor y la
obediencia a sus Leyes Divinas, que santifica y libera a los hombres de la
esclavitud del pecado y de la ceguera del alma, que llevan a muchos a la muerte
eterna. Por medio de los mensajes y las manifestaciones de la Santísima Virgen,
Reina del Rosario y de la Paz, en Itapiranga, Dios preparó un rio de gracias a
todas las familias del mundo entero e hizo evidente la persona de San José en
toda la Iglesia.
La
persona de san José, muy poco conocida y de la que poco se habla actualmente,
es el anuncio de tiempos nuevos y grandiosos que llegan a nuestros días, como
una señal de protección y de amor misericordioso de Dios a su Iglesia y a
muchas familias del mundo entero, que pasan por momentos críticos y difíciles,
donde los crímenes contra la vida y contra los principios cristianos están
amenazándolas y siendo colocados en práctica, para la destrucción y ruina de
muchos lugares. Para comprender la importancia de San José en nuestros días
debemos conocer mejor su persona, por medio de las Sagradas Escrituras y de lo
que Dios nos revela respecto a su persona: hombre justo y humilde, hombre de
silencio, sabio y prudente que tuvo en su hogar los dos tesoros preciosos de
santidad y de amor: Jesús y María. Podemos encontrar en la Palabras Divinas luz
y gracia que nos confirman los grandes hechos y maravillas que el Altísimo
realizó en la visa de este Santo Patriarca, escogido por Dios Padre para ser el
Padre Adoptivo de Jesús Cristo, e iluminado por el Espíritu Santo, para
volverse el verdadero Esposo Castísimo de la Virgen Inmaculada.
El
Ángel anuncia a José el misterio de Dios, en María, y que él era el encargado
por Dios, para cumplir una gran misión, al lado de Ella y de su Hijo Jesús.
Hoy, por medio de su Corazón Castísimo, San José viene a nosotros para anunciar
el tiempo de gracia de Dios para la humanidad, revelándonos las promesas de su
Corazón Castísimo que nos conducen rápidamente a los Corazones de Jesús y María,
ayudándonos a estar unidos a Dios profundamente en el amor y en la imitación de
sus virtudes.
Jesús
tiene prisa en que la persona de San José sea puesta en evidencia para la
santificación de las familias, particularmente de los hombres, de los esposos
que necesitan de la luz, de la fuerza y de la gracia divina para vivir
santamente sus compromisos cristianos. Y que al lado de su Sagrado Corazón y
del Corazón Inmaculado de María sea honrado, amado y venerado el Corazón de su
Padre castísimo José. Este es uno de las principales peticiones reveladas por
Dios en el Amazonas: que toda la Iglesia reconozca y honre el Corazón de San
José y que ella como Maestra y Madre revele y difunda esa gracia al mundo
entero para la salvación de las familias.
Acojamos,
por tanto, este rio de gracias que viene del Amazonas, por medio de las
manifestaciones de amor de los tres Sagrados Corazones unidos de Jesús, María y
José, con la certeza de que la paz y el amor de Dios reinarán para siempre en
nuestros hogares y en nuestras vidas “porque para Dios nada es imposible”… Porque
“su amor se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen”.
Edson Glauber de Souza Coutinho