14 de
abril de 2019 – Manaus, Amazonas, Brasil
Mensaje de María
¡La paz amados hijos míos, la paz!
Hijos míos, yo vuestra Madre, no me canso de llamaros a
la conversión, no me canso de llamaros a Dios. Este es el tiempo oportuno para
la conversión. No perdáis este tiempo de gracia, a causa de las falsas
felicidades que el mundo os presenta a cada uno de vosotros.
No es en el mundo que vosotros seréis felices, mas
solamente unidos a Dios, estando bien cerca de su Divino Corazón.
Mi Hijo Jesús me envió del cielo para daros las gracias
por las oraciones hechas en el día de hoy. Interceded cada vez más. Aquellos
que rezan con fe obtienen todo de mi Hijo Jesús.
La oración hace milagros, no pequeños, sino grandes. No
os alejéis del camino que yo os indiqué. ¡Coraje! Luchad por la defensa de la
verdad y llevad el amor de Dios a todos vuestros hermanos, para que todos los
corazones se abran a la gracia Divina.
Yo estoy feliz con vuestra presencia y os digo que el
Señor os concede una bendición especial, bendición de protección, para que todo
mal sea desterrado lejos de vosotros y de vuestras familias.
Yo os cubro con mi Manto Maternal y os digo que mi
Inmaculado Corazón es vuestro refugio seguro. Aquí dentro de mi Corazón
vosotros seréis de Dios. Volved a vuestras casas con la paz de Dios. A todos os
bendigo: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!
La Madre
Santísima habló conmigo:
Hijo mío, nada de lo que sufres es en vano. Mi Hijo
Divino te quiere más unido a Él en la cruz. Permite ser humillado, sufrir
escarnio, ser coronado de espinas y cargar la pesada cruz hasta el punto de ser
crucificado con Él por la conversión de los pecadores y por la salvación de las
almas.
Ofrécete por los Ministros de Dios que no creen en ti, ni
en estos mensajes míos maternales dichos con tanto amor y preocupación. Satanás
consiguió cegar a muchas almas, mas la palabra final será siempre del Señor,
porque Él los creó para que todos sigan sus caminos santos. Incluso aquellos
que no quieren oír, a causa de la dureza de sus corazones, no pueden impedir
que sus designios divinos se realicen. Nadie está obligado a creer en estas
manifestaciones mías, mas todos tienen la obligación de vivir sus Mandamientos
Divinos y de colocar en práctica las recomendaciones finales de mi Hijo antes
de que Él subiera a los cielos: id por todo el mundo y predicad el Evangelio a
todas las criaturas. Quién crea y sea bautizado se salvará. ¡Quien no crea será
condenado!... De estas recomendaciones y palabras maternales, no pueden que decir
lo mismo que las palabras dichas por mi Divino Hijo y, cada palabra mía, dicha
aquí en el Amazonas, fue solamente un recuerdo de sus enseñanzas divinas, de
sus Palabras Eternas. El camino que conduce a mi Hijo es estrecho, como
estrecha es la puerta que lleva a la salvación. Sed humildes, sencillos y
pequeños, en caso contrario, no mereceréis la gloria del Paraíso. Reza, hijo
mío y di a todos que vivan la oración hecha con amor, que cura los corazones y
que os hace merecer y tener una fe siempre más fuerte y viva. ¡Yo te bendigo!