La primera aparición de la Virgen María, a Maria do Carmo, tuvo lugar el día 2 de mayo de 1994. A Edson Glauber, su hijo, el día 31 de mayo de 1994, mientras él y su madre, rezaban el rosario en casa. Desde entonces la Virgen, San José y Jesús continúan transmitiendo mensajes y oraciones para difundir la devoción en todo el mundo a sus tres Sagrados Corazones.

Los mensajes originales están expuestos en portugués en:

As aparições da Virgem Maria no Amazonas

lunes, 29 de abril de 2019

Fiesta de la Divina Misericordia



28 de abril de 2019 – Manaus, Amazonas, Brasil
Fiesta de la Divina Misericordia
Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo

Hoy, apareció la Sagrada Familia: Jesús, María y José. Jesús estaba grande, como un hombre adulto. Todos los tres estaban vestidos de blanco mostrando sus Santísimos Corazones que esparcían rayos, señales de las gracias y de las bendiciones, sobre todos nosotros y sobre el mundo entero. Fue Jesús quien nos dio el mensaje:


¡La paz a todos vosotros!
Hijo mío, di a tus hermanos que recen sin dudar jamás. Corazones dudosos, que no confían, no pueden merecer mis gracias.
Yo os estoy llamando a la conversión por medio de mi Madre Santísima y de mi Padre Virginal José, mas muchos todavía se encuentran con sus corazones duros y cerrados.
Yo pido a toda la humanidad: volved al mi Corazón, para que puedas merecer mi misericordia. Acoge mis llamados de amor, siendo humilde y obediente, ante mí.
Muchos ya no viven más una vida santa y pura, hijo mío, y están siguiendo el camino de la perdición que lleva al fuego del infierno. Interceded por el bien de la humanidad y por la salvación de las almas.
El tiempo es precioso, por eso dedicaos al reino de los cielos. No perdáis más vuestro tiempo con el mundo, escuchad mi voz y seguid el camino de la conversión que mi Madre os está indicando.
Rezad, rezad todos los hombres y mujeres, jóvenes y niños, porque mi Divino Corazón está ofendido hasta el extremo. Yo vengo para pediros un poco de amor, un poco de sacrificio, para que muchos corazones puedan ser iluminados y puedan abrirse a la vida de la gracia.
No os dejéis abatir ante las pruebas. Yo os doy un poco de mi amor y de mi fuerza y os tengo en mis brazos, para que tengáis paz y protección. Yo os amo y os bendigo: en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!

Durante la aparición, en algunos momentos, Jesús se dirigía a mí, después se dirigía a la humanidad y a todos los presentes.