2 de mayo
de 2019 – Itapiranga, Amazonas, Brasil
Mensaje de María
25 años de
las apariciones en el Amazonas
La Madre
Santísima estaba radiante y hermosa, dentro de aquella intensa luz de amor. Su
manto era largo, cayendo para los lados y para atrás, parecía no tener fin.
Durante la aparición escuché varias voces que cantaban, por haber venido Ella
del cielo a la tierra. Eran los Ángeles del Cielo, todos felices, por estar
Nuestra Señora en medio de nosotros. Ella, mirando para mí, me dijo:
¡La paz amados hijos míos, la paz!
Hijos míos, yo soy la Reina del Rosario y de la Paz, y
vine del cielo, a esta tierra del Amazonas, aquí en Itapiranga, para deciros
que Dios os ama y desea vuestra felicidad.
Rezad hijos míos, intensamente y con fe, y obtendréis
todo del Corazón de mi Hijo Jesús y de mi Corazón de Madre.
Yo os amo y quiero el bien de vuestras almas. Escuchad el
llamado de Dios, el llamado santo que Él os hace, por medio de mí. No os
alejéis del Señor, jamás, pues su amor eterno os protege a vosotros y a
vuestras familias de muchos males y peligros del alma y del cuerpo.
Hijos míos, interceded por el bien del mundo y de vuestra
Nación. Una guerra vendrá a Brasil si mis hijos no rezan y no hacen penitencia
y muchas familias del Amazonas sufrirán.
En este
momento, ella mostró escenas tristes sucediendo en Brasil y en el Amazonas, en
caso de que las personas no se arrepientan de sus pecados y no cambien de vida,
porque Dios está ya muy ofendido.
Yo vengo a pediros oraciones, sacrificios y penitencias
por el bien de muchas familias. Sed mis hijos y mis hijas que consuelan mi
Corazón de Madre, siendo obedientes al llamado del Señor.
Rezad por aquellos hijos que todavía no comprendieron el
motivo de mi presencia aquí en el Amazonas.
Dios pide de todos el arrepentimiento sincero de vuestros
pecados y el cambio de vida. Llevad a todos mis hijos mi amor de Madre.
Estoy agradecida por vuestra presencia y por el amor que
me ofrecéis. Volved a vuestras casas con la paz de Dios. Os bendigo a todos: en
el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!