La primera aparición de la Virgen María, a Maria do Carmo, tuvo lugar el día 2 de mayo de 1994. A Edson Glauber, su hijo, el día 31 de mayo de 1994, mientras él y su madre, rezaban el rosario en casa. Desde entonces la Virgen, San José y Jesús continúan transmitiendo mensajes y oraciones para difundir la devoción en todo el mundo a sus tres Sagrados Corazones.

Los mensajes originales están expuestos en portugués en:

As aparições da Virgem Maria no Amazonas

domingo, 15 de marzo de 2020

Mensaje de Jesús y Nuestra Señora


14 de marzo de 2020 – Manaos, Amazonas, Brasil
Mensaje de Jesús y Nuestra Señora

Hoy, aparecieron Jesús, Nuestra Señora y San José. Jesús estaba en una cruz luminosa, Nuestra Señora estaba a la derecha de San José y a su izquierda. La Madre Santísima fue quién nos dio primero un mensaje:

¡La paz amados hijos, la paz!
Hijos míos, yo vuestra Madre, vengo del cielo para daros fuerza y protección, vengo del cielo para bendeciros y concederos la paz.
No os desesperéis. ¡Nada temáis! Dios es mayor que todo y que todos y Él siempre triunfará sobre todo mal.
Un plan maligno está en pleno cumplimiento, para que muchos de mis hijos y mis hijas sufran y queden atrapadas en las trampas y las mentiras de satanás. Él, el padre de la mentira, actúa para reducir a la Santa Iglesia al descrédito, al silencio, a causa de la falta de fe que llegó al extremo, debido al pecado de muchos ministros de mi Hijo, que se convirtieron en sepulcros encalados que llevan a muchas almas para el abismo de la perdición, porque no son más hombres ungidos, de fe, de oración, ni de una vida santa.
Satanás se burla de muchos de ellos, porque se cree vencedor, a causa de sus agentes maligno que consiguieron su primer objetivo: mostrar a muchos en el mundo que es Él quién dirige todo como desea.
No os dejéis vencer por sus errores y mentiras. Rezad el Rosario con los Magníficas y Dios hará que su plan maligno fracase y el mal y la mentira caigan por tierra. Si no rezáis y no hacéis penitencia, sus mentiras llevarán sufrimiento y dolor a toda la humanidad de forma más intensa, porque la violencia y la sangre derramada llegará muy pronto, a causa de los hombres soberbios y ávidos de poseer y por el poder.
Pedid perdón de vuestros pecados, poneos de rodillas en el suelo y suplicada la misericordia de Dios para el mundo entero.
Acordaos, hijos míos: lo que el hombre inventa es todo imperfecto. Sólo lo que Dios crea es perfecto. Toda la creación hecha por los hombres acabará y no durará para siempre. Nada quedará oculto por mucho tiempo.
San José hará por la Santa Iglesia y por el mundo entero grandes cosas, por orden de mi Hijo Jesús. Él dará la gran señal de su amor, en favor del pueblo del Señor, el pequeño resto fiel a sus palabras divinas y a sus Santas Leyes.

En este momento, Jesús mirando serio para todos me dijo éstas palabras:

Yo permitiré que la Iglesia y el pueblo del Amazonas sean purificados de sus pecados, a causa de su ingratitud, falta de fe y desprecio a mi Madre Inmaculada, que por muchos años vino por orden mía a llamaros a la oración y a la conversión.
Mientras no reparéis su terrible error, la Iglesia y el pueblo sufrirán.
Rezad, rezad, rezad y arrepentíos de vuestros pecados, pueblo de corazón endurecido e incrédulo.
Mucho pediré a la Prelazia de Itacoatiara, por cada palabra de ultraje dichas a mi Madre Inmaculada, la Reina del Rosario y de la Paz.

En ese momento, Dios me hizo oír algo, escuché al mismo tiempo varias voces que hablaban, que reían, que se burlaban, que daban carcajadas, que decían palabras de burla contra Nuestra Señora y sus apariciones en Itapiranga, que actuaban contra los designios de Dios. De la misma manera como Jesús me hizo oír y entender, Dios un día, hará que cada una de esas personas se acuerden de cada palabra y burla que salieron de sus labios.

Poneos de rodillas en el suelo, pues sólo Ella os podrá servir y pedir delante de mi Santo Trono. Yo haré a todos ver sus errores pasar delante de sus ojos, por no haberla obedecido y haberse dejado llevar por las mentiras y los errores de Satanás.

Nuestra Señora pidió por todos nosotros, por la Santa Iglesia y por el pueblo, para que Jesús no nos castigara como merecíamos. San José, se unió a la Virgen Santa y también pedía por nosotros. Al ver a los dos pidiendo por la Iglesia y por el mundo, Jesús nos bendijo. Nuestra Señora, volvió a hablar:

Hijo mío, diga a todos que confíen y se consagren diariamente a nuestros tres Sagrados Corazones. Pedid las gracias, no desistáis de suplicarlas y sus oraciones serán oídas pronto, y Dios las concederá, así como tendrá misericordia de todos vosotros. Volved a vuestras casas con la paz de Dios. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.