7 de marzo de 2020 – Manaos, Amazonas, Brasil
Mensaje de la Reina del Rosario y de la Paz
¡La paz amados hijos míos, la paz!
Hijos míos, yo vuestra Madre, os llamo a Dios. Escuchad
mi llamado maternal que os hago. Escuchad mi llamado a la conversión.
Yo ya os lo dije y os lo digo nuevamente: Los tiempos son
malos: Los hombres se alejaron del Señor, el Dios del cielo y de la tierra y
caminan para el abismo de su perdición y destrucción eterna.
Rezad por la conversión de la humanidad atacada por
Satanás, que quedó ciega, sorda y muda para el Señor, mas ve, escucha y habla
sobre las obras de Satanás, favoreciéndolas y divulgándolas para ruina y
perdición de muchas almas.
Hijos míos, estamos entablando una gran batalla, yo y
todos vosotros que me escucháis y acogéis mis mensajes en vuestros corazones,
una terrible batalla contra Satanás y los demonios del infierno. Son muchos
vuestros agentes y seguidores en este mundo. Muchos de mis hijos, rebeldes e ingratos,
se dejaron corromper por sus seducciones queriendo ser como Dios, así como Adán
y Eva se dejaron vencer por la serpiente infernal, cayendo en el pecado,
desobedeciendo las órdenes del Señor, dejando de lado su Divina Voluntad para
que ella no fuera más realizada en sus vidas, porque ellos desearon con su voluntad
humana vivir lejos de Dios, seducidos por el enemigo eterno de las almas.
Luchad, hijos queridos, contra toda soberbia y orgullo
para con Dios. No os dejéis vencer por el enemigo. Vencedlo con la oración, con
la Eucaristía, con la palabra de Dios y la verdad. Satanás quiere destruir
vuestras vidas y vuestras familias, él quiere quitaros vuestra libertad de
hijos e hijas de Dios. Llegará el día en que vosotros tendréis que decidir si
queréis tener un celular o ser personas libres, si queréis tener una televisión
o un ordenador en vuestras casas o la paz de vuestras familias; si vosotros queréis
tener salud y vida falsa, viviendo como personas esclavizadas por los malvados
o ser aquellos que cargan su cruz, siguiendo los pasos dolorosos de mi Hijo,
mas que os conduce a la vida eterna. ¿Qué camino y vida escogeréis, hijos míos?
Escoged, pues, la vida eterna, la vida eterna y mi Hijo y viviendo unidos a mi
Hijo tendréis todo y lo necesario para vosotros y vuestras familias. Sin mi
Hijo vosotros no tendréis nada, no tendréis la vida verdadera, mas seréis
esclavizados a causa de vuestros pecados, de vuestras concupiscencias y deseos
mundanos, queriendo ir en busca de lo que es falso, de aquello que no os da la
verdadera felicidad ni la vida.
Rezad, rezad, rezad mucho, para tener la fuerza de
renunciar al pecado y al mundo, para que tengáis la vida plena y en abundancia.
Cada acto de amor para con vuestro prójimo nunca será
olvidado por mi Hijos Jesús. Cuanto más vosotros viváis en el amor de mi Hijo,
más tendréis luz y gracia para servir y amar a vuestros hermanos en su Nombre
Santo y Poderoso.
Cuidad de vuestras familias. Rezad unidos con vuestros
familiares. No perdáis la oportunidad que Dios os da para vivir el amor y la
santidad unidos a Él.
Las familias son preciosas para Dios. Bienaventurados son
todos aquellos que luchan por el bien y por la preservación de las familias, por
sus valores morales y espirituales, pero ay de aquellos que actúan para que las
familias sean destruidas. Éstos que no se arrepienten serán alcanzados por el
brazo fuerte del Señor, que los eliminará de la faz de la tierra en el día del
castigo y no quedará ningún rastro, porque no quisieron convertirse ni
arrepentirse de sus crímenes y pecados.
Hijos míos, luchad con la oración y venceréis las batallas
más difíciles que surgirán cada vez más, mas acordaos: al final,, mi Inmaculado
Corazón triunfará. Volved a vuestras casas con la paz de Dios. A todos os
bendigo: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!
Rezad la oración que os enseño ahora:
Señor, Padre Todopoderoso, que la sangre preciosa de tu
Divino Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, me bañe y me purifique, en este momento,
de todo pecado, que Él sea para mí y para mis seres queridos señal poderosa de
salvación y protección divina, así como para todos aquellos por los cuales
clamo vuestra gracia, que todo cura, todo libera y todo renueva. Que la sangre
preciosa de Jesús destruya todo mal sobre la faz de la tierra, para el bien y
la salvación de vuestros hijos e hijas, esclavos y presas fáciles de Satanás.
Señor, que el enemigo de nuestra salvación eterna y sus
agentes no tengan poder sobre nosotros, que no nos vean, no nos escuchen, que
estén en silencio y no consigan actuar contra nosotros ni contra ninguno de
vuestros hijos e hijas por los cuales intercedemos y colocamos a los pies de la
Cruz salvadora de Jesús, vuestro dilectísimo y amado Hijo.
En vuestra Divina Voluntad buscamos refugio y debajo de
ella nos colocamos, para que quedemos ocultos para Satanás, para todos los
demonios del infierno y sus agentes malignos, y desaparezcamos delante de
ellos, así como vuestro Divino Hijo se ocultó y pasó por medio de aquellos que
le querían hacer el mal, cuando realizaba vuestra Divina Voluntad en la tierra.
Que vuestro brazo poderoso, esté extendido sobre nuestras
vidas y sobre nuestras familias, como señal de bendición y protección, pues Tú,
Señor, eres nuestra roca de defensa, nuestro refugio seguro, nuestra salvación.
Amén.