La primera aparición de la Virgen María, a Maria do Carmo, tuvo lugar el día 2 de mayo de 1994. A Edson Glauber, su hijo, el día 31 de mayo de 1994, mientras él y su madre, rezaban el rosario en casa. Desde entonces la Virgen, San José y Jesús continúan transmitiendo mensajes y oraciones para difundir la devoción en todo el mundo a sus tres Sagrados Corazones.

Los mensajes originales están expuestos en portugués en:

As aparições da Virgem Maria no Amazonas

sábado, 4 de abril de 2020

Mensaje de Jesús de 28 de marzo


28 de marzo de 2020 – Manaos, Amazonas, Brasil
Mensaje de Jesús

¡La paz a tu corazón!
Hijos mío, si yo encontrase en el mundo Ministros Consagrados  a Mí con una fe del tamaño de ese virus, yo cesaría inmediatamente el sufrimiento de la humanidad y la salvaría de la muerte. Mas yo no encuentro ministros así. Ellos creen en muchas otras cosas equivocadas y llegarán a enseñar a muchos fieles que estas cosas eran voluntad de Dios, que todo estaba de acuerdo con mi Santo Espíritu, mas en realidad estaban hiriendo mi Sagrado Corazón con vuestras ofensas y falta de fe. Ellos dejaron mi divinidad de lado, le faltaron el respeto, comparándola con sus dioses extraños, como si yo fuera una sola cosa con esas falsas divinidades venidas del espíritu infernal.
Yo soy tres veces Santo, yo soy el único Señor del cielo y de la tierra. La muerte reina en el mundo, porque muchos ya estaban muertos espiritualmente hace muchos años sin desear buscar mi perdón y arrepentirse de sus pecados. Si el alma está muerta y destruida en el pecado, el cuerpo también sufre y muere. Muchos están así, delante de Mí, hace mucho tiempo, sin querer corregir sus vidas, reparando sus pecados.
¿Quién escuchó sus palabras maternales para dejar la vida de adulterio, de impurezas e infidelidades?
¿Quién escuchó sus palabras maternales para dejar la vida de adulterio, de impurezas e infidelidades?
¿Quién se corrigió y pidió perdón por los pecados de abortos, por las profanaciones y sacrilegios cometidos contra mi Preciosísimo Cuerpo y Sangre, en la Eucaristía?
¿Quién procuró sinceramente corregirse de sus pecados, con un arrepentimiento sincero y contrición perfecta, en el Sacramento de la confesión?
¡Cuántas falsas conversiones yo veía cada día, continuamente, sin el propósito de enmienda y de cambio de vida a mi amor! Trataron mi amor y misericordia como basura, como algo descartable, solamente para sus propios intereses y caprichos.
Oh hijo mío, como yo sufrí yo sufro ahora, porque los hombres todavía no aprendieron la justa corrección. Como te dije una vez, te vuelvo a repetir: la justicia de Dios es Santa y es por ella que yo reparo todos los pecados y todas las cosas, purificando el mundo de todos ellos. Y con mi justicia que yo corrijo los corazones rebeldes y desobedientes.
Yo envié a mi Santa Madre al Amazonas por muchos años. Ella, con gran amor, con su Inmaculado Corazón lleno de mis gracias, venía a la tierra para transmitir los mensajes comunicados por mi voluntad divina, mas muchos no quisieron acogerla ni oírla, de hecho despreciaron sus gracias y su tan grande amor a sus almas; muchos hicieron oídos sordos a su voz. Ella hablaba, con gran amor y paciencia, volvía a hablar, a orientar toda la humanidad, mas muchos se negaron a oírla.
Mi Corazón sufre al decirte estas palabras, hijo mío, mas mi Madre es mi Madre y yo exijo respeto para Ella, que vino miles de veces, por el bien y la salvación de la humanidad.
Ahora, en este momento de dolor y de aflicción, ¿cuántos claman a Mí, cuántos mi piden para que este mal cese enseguida, cuántos con lágrimas en los ojos y de rodillas en el suelo lloran, se lamentan, se postran por tierra? Me gustaría recordaros a todos que mi Madre os llamó a Mí, que mi Madre lloró, y lágrimas de sangre, todos los días, delante de mi Santo Trono, mi Madre se postró delante de mi Majestad Divina para suplicar el perdón y la misericordia para los pecadores ingratos y muchos no quisieron oírla ni abandonar su mal camino.

Señor, si fuera así, ¿quién podrá salvarse? Ten misericordia de nosotros, pobres pecadores, da a todos, una vez más la oportunidad del perdón y de la conversión sincera. ¡Aleja por un momento la justa sentencia y los hombres cambiarán y se convertirán!... ¿Qué necesitamos hacer para vencer este terrible mal?

La fe, la fe en Mí y en mi poder que todo lo cura y salva. La muerte no encontró victoria sobre Mí. Quién a Mí se una, a mi amor y a mi Corazón no morirá, mas tendrá la vida en abundancia. Quién cree, sin dudar jamás, se salvará. Si os dijese que la fe mueve montañas, ¿Cuánto más un pequeño virus en medio de vosotros? Quién cree en mi amor no será abandonado a la muerte, mas tendrá la vida, mi luz y mi paz. Vivid en mi presencia, vivid en mi gracia y Satanás no podrá heriros jamás, porque mi amor es más poderoso que la muerte. Enseña a las almas a no perder la fe ni la esperanza. Lleva mi luz a todas ellas.
Acuérdate, hijo mío: todo pasará, mas mi amor y mis palabras jamás pasarán. Heme aquí que estoy con vosotros, todos los días, hasta el fin del mundo.
Yo te doy una bendición y la unción divina para llevar la fe y la esperanza a mi pueblo afligido y herido que sufre. Aquel que crea en mis palabras y promesas no morirá, mas vivirá en Mí y para Mí. Yo estaré con todos los que siguen mis pasos y viven unidos a mi amor.
Yo os bendigo: en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.