¡La paz a tu corazón!
Hijo mío, di a todos mis hijos: ayunad, ayunad, ayunad. Si todos deseáis vencer los males actuales que os amenazan debéis rezar el Rosario diariamente, ayunar y sacrificaros por el bien del mundo y por la paz. El demonio desea traer sufrimientos mayores al mundo y es preciso que todos mis hijos se pongan de rodillas e intercedan para impedir sus intentos malignos. Escuchad mis llamados a la oración, a la conversión y Dios siempre os concederá la gracia de la victoria sobre todo mal. Vosotros seréis perseguidos, mas no temáis nada. El Señor estará a vuestro lado para defenderos y ayudaros y, por medio de vosotros, mostrará a los orgullosos que Él es el Señor.
Yo te bendigo, así como a toda la humanidad: en el nombre
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!